CUENTOS GANADORES DE LA CONVOCATORIA LITERARIA INFANTIL
“LA TÍA LALA NOS CUENTA”
BLANCANIEVES PATAGÓNICA
Había una vez, en un lugar llamado “Punta Tombo”, situado al sur de la Patagonia Argentina, una niña llamada Blancanieves. Ella se dedicaba diariamente a cuidar pingüinos y a limpiarles sus cuevas. Todo transcurría en un hermoso y cálido paisaje, hasta que de pronto, sucedió lo que les voy a empezar a contar…
Una mañana jugando con los pingüinos, Blancanieves vio a lo lejos, que se acercaba un barco gigante a la costa, del cual desembarcó una señora muy simpática y muy bien arreglada, que le dijo que quería usar esas tierras para plantar árboles de cerezas. Blancanieves al escuchar esto, se horrorizó y dijo que nunca permitiría que algo así sucediera en Punta Tombo ya que esas tierras eran de los pingüinos y las necesitaban para tener sus crías.
Pasados los días, nuevamente esta señora hermosa y muy bien arreglada, volvió a aparecer con una gran canasta ofreciéndole una cereza para que la pruebe. Blancanieves, con su inocente dulzura aceptó, y pasados unos minutos se desvaneció, cayendo sobre unos coirones. Aprovechando esta situación, la señora hermosa y muy bien arreglada, pero malvada, comenzó a plantar sus preciadas plantas, pero esto no le duró mucho, ya que una embarcación con un joven pirata, desde lejos, vio con su catalejo como siete pingüinos arrastraban a Blancanieves para que el mar creciente no se la llevara.
Este pirata sintió mucha intriga y giró su timón en dirección hacia las costas de Punta Tombo. Una vez que llegó al lugar, desembarcó, se acercó a Blancanieves y la quiso despertar susurrándole al oído, pero como ella no lo hacía, el pirata pensó que se había ahogado, y por ello comenzó a realizarle respiración boca a boca. Pero, al tocar sus labios con los de Blancanieves, ésta empezó a abrir sus ojos lentamente y a gritar desconsoladamente:
-¡Cuidemos a nuestra reserva natural! ¡Cuidemos a nuestra reserva!-.
Después de despertar, le comentó al pirata lo que había sucedido y juntos emprendieron la búsqueda de la malvada mujer para que no plantara más árboles, ya que los pingüinos no volverían al año siguiente. Fue así como recorrieron acantilados y cuevas, buscaron atrás de plantas y arbustos como el colapiche, quilimbai y el coirón amargo, pero no lograron encontrarla.
De repente, vieron a lo lejos cómo ésta señora se había convertido en una bruja y estaba cargando todos los pingüinos en su gigantesco barco. Fue así como comenzaron a correr para atraparla con una red y así llevarla a la celda del barco pirata.
En el camino de regreso, la bruja estaba muy callada y a Blancanieves le pareció muy raro por lo que decidió ver qué sucedía. Y si… la malvada bruja estaba escapando cabalgando un guanaco. Los jóvenes comenzaron a correr tras ella y, como por suerte la agarraron, no le quedó otra opción que pedir perdón por lo que quería hacer.
De vuelta en casa, los siete pingüinos, Blancanieves y el joven pirata comieron un rico asado de cordero patagónico, celebrando así la victoria de ese difícil y largo día.
Guadalupe Larrabaru.
Escuela del Sol (ENP Nº 1028)
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