"Los espacios en las distopías" Cuarto año “B” Colegio 1001 IMA Rawson



 Los espacios en las distopías.

Distopía es el término opuesto a utopía. Como tal, designa un tipo de mundo
imaginario, recreado en la literatura o el cine, que se considera indeseable.
La distopía plantea un mundo donde las contradicciones de los discursos
ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas.

A partir de la propuesta de la “Semana de la lectura y escritura” se trabajo con
los espacios en los cuentos distópicos, como una forma de imaginar nuevos
mundos donde el ser humano es desafiado por la naturaleza.
Luego de la lectura del libro “Fahrenheit 451” (novela distópica) del escritor
estadounidense Ray Bradbury, comenzaron los trabajos de producción de
cuentos, ilustraciones, correcciones, edición y presentación de las obras. Para
lograr que toda la comunidad educativa disfrute de su lectura, formaban parte
de un café literario en la galería de la escuela.
Se realizaron 27 libros individuales, con portada ilustrada por los alumnos.
Además de realizar cada uno la encuadernación de su libro, se encargaron de
la decoración, cartelería y atención del café literario.
También se editaron dos antologías con las obras de cada curso.
Felices de poder participar en esta propuesta, saludamos atentamente.
Nivel secundario
Curso: Cuarto año “B”
Profesora: Castillo Rocío
Bibliotecaria de secundaria: Coñuel Cristina




4 de septiembre
Betzabe Pasos

20 de mayo de 2018
“Quisiera ser tan frágil por fuera como lo soy por dentro. Que se noten mis huesos y la
gente se asuste de mi tanto como yo me asusto de mis pensamientos.
Quisiera que la gente me viese y no tuviera el valor de preguntar cómo estoy, porque
saben que no estoy bien con solo mirarme.
Sin embargo estoy muy lejos de la delgadez y fragilidad física, en cambio me ahogo en
comida haciéndome ver como una glotona, cuando lo único que quiero es ahogarme en
algo diferente que no sean mis pensamientos, las palabras que no puedo pronunciar, mi
tristeza y soledad.
Ojalá no necesitara pretender que estoy maravillosamente feliz con quién soy y con la vida
que tengo, porque no lo estoy, aunque hayan días donde mi voz y mi risa se escuchen
violentamente estallando entre el ruido de los demás, esos días son sólo uno quizá a la
semana o al mes.
Mis días reales se basan en estar en mi cama queriendo dormir para no llorar, para no
sentir el nudo en mi garganta que me obliga a llorar sin parar. Se basan en no querer
existir y ni siquiera querer ducharme, y si entro a la ducha lo único que deseo es ahogarme
en el agua que cae.
Duele verme en el espejo y recordar que no valgo la pena, que mi cuerpo es un asco y mi
mente un desastre”
30 de abril de 2050
Hace 32 años escribí esto, y no lo puedo creer. ¿Cómo era posible que yo quisiera dejar
de comer? Ahora es lo único que deseo.
Pero ahora ya no tengo elección. Todos estos últimos años el planeta se fue sobre
poblando cada vez más, y de a poco fuimos agotando todos los recursos que habían.
¿De a poco? No, no lo fue.
Durante este tiempo la única razón que me dieron para explicar por qué estábamos en esta
situación, era que los recursos se fueron agotando tan lentamente que no se podía
predecir. Pero supongo que lo dijeron tantas veces que me lo empecé a creer.
¿Qué pasa? ¿Se suponía que tenía que ser una sumisa más? Yo no me creo el mismo
cuento de siempre. Yo no creo que nadie sabía que para este año ya no íbamos a tener
peces en el mar. Yo no lo creo.

Pero las cosas son así. Esta es la situación actual y ya no se puede hacer nada. Todos nos
vemos obligados a comer muy poco todos los días.

20 de mayo de 2050
Ya pasó exactamente un año desde que escribí mi primera carta. La primera vez que
necesité tanto desahogarme que no me quedó otra que recurrir a la escritura. Ahora ya no
lo puedo dejar de hacer.
27 de mayo de 2050
Yo fui una de las pocas personas que no le costó acostumbrarse a comer poco, dado que
ya lo hacía. Pero igualmente tuve que ver como mi familia y amigos eran golpeados por
intentar comer a escondidas.
3 de junio de 2050
Ya no me gustaba la idea de dejar de comer, quería hacerlo, realmente lo quería.
El comer o no había dejado de ser una opción para convertirse en un privilegio. No sólo
había un límite de comida, sino que también los precios que estos tenían eran altísimos.
Imaginate, todas las cadenas de restaurantes tuvieron que cerrar, y muchas fábricas
también dado que se prohibió el uso del aceite de palma. Dejando a millones de
desempleados en todo el mundo, cosa que hizo que el índice de pobreza y desocupación
subiera a niveles inimaginables.
Para ser sincera el prohibir el aceite de palma se tendría que haber hecho hace mucho,
pero al parecer nosotros sólo aprendemos después de que algo malo pasa.
7 de junio de 2050
Hoy mirando las noticias, vi una particularmente horrible.
Se triplicó la tasa de suicidios en el mundo. ¿En serio era necesario llegar a este extremo?
Todo esto se podría haber evitado si tan solo se hubieran tomado medidas antes.
16 de junio de 2050
No sé cómo explicar lo que pasó, porque incluso yo no lo termino de entender.
Mis dos primas han muerto, ayer por la tarde.
Yo podría haber jurado que ellas estaban bien, o al menos así parecía la última vez que las
vi.
No voy a negarlo, no teníamos una gran relación, pero realmente me cuesta imaginar que
ya no voy a hablar con ellas, ni voy a verlas en las siguientes reuniones familiares.

Pero, ¿de qué reuniones familiares hablo? Desde que todo esto empezó no nos hemos
reunido, aunque solíamos hacerlo todos los domingos. Supongo que esto nos está
afectando realmente a todos.
14 de julio de 2050
¿Quién diría que algo malo podría pasar de vuelta?
Al parecer nos estamos quedando sin agua. Según dijeron en los noticieros, la gente al
dejar de comer empezó a consumir el doble, o hasta el triple de agua por día.
Yo me pregunto, ¿no hay gente que predice estas cosas?
31 de julio de 2050
Por más que lo quiera negar, esta situación me está afectando realmente.
Ya no le encuentro el sentido a nada, ya no tengo razones siquiera para moverme. Duele
tanto pensar que todo lo que hago está controlado. No tengo ningún momento de
tranquilidad porque tengo la panza tan vacía que es lo único en lo que puedo pensar.
Me mareo cada vez que me levanto, se me nubla la vista y tengo sueño todo el tiempo. No
importa cuánto duerma, no tengo las fuerzas suficientes siquiera para levantar los brazos.
No tengo fuerzas para sentirme bien.
2 de agosto
No creo ser la única que se siente así. Puedo ver cómo mi mamá tiene la cara cansada,
cómo sus respuestas son cada vez más secas. No tiene energía siquiera para hablar.
Ya no se ríe, ya no reímos, no hay razones para hacerlo. Todo está yendo mal y se podía
sentir cómo iba empeorando.
7 de agosto
No puedo seguir así, realmente no puedo. ¿Cómo se supone que me sienta mejor? Mi
única herramienta para desahogarme era escribir todo lo que pensaba, pero ahora hasta
eso se me está haciendo imposible.
10 de agosto
Mi mamá ha estado dejando de comer para poder darme a mí de su comida. Realmente
estoy preocupada por lo que podrían hacerle si alguien se enterara.
15 de agosto
No soporto que ella esté así. Siento que es mi culpa. Es mi culpa por haber aceptado su
comida cuando me la dio. ¿Pero qué iba a hacer? No aguantaba más. No entiendo cómo
hizo ella para renunciar a su porción de comida por mí.

17 de agosto
La descubrieron. La mataron.
18 de agosto
Ya no tengo a nadie. Me siento tan sola.
Entiendo que todavía tengo al resto de mi familia y a mis amigos. Pero no puedo evitar
sentirme totalmente abandonada. Siento que me falta algo.
No recuerdo cuándo fue la última vez que estuve genuinamente feliz. No recuerdo cuándo
fue la última vez que me sentí emocionada por algo.
Ahora todo era distinto, ahora nada tenía sentido.
Ahora quería morir, realmente lo deseaba.
No soporto ni mi casa, ni mi trabajo, ni mis amigos. Qué mal debo estar para no soportar ni
a mis amigos, ¿no?
Todos tienen a alguien más, a alguien que prefieren antes que a mí. Yo siempre estoy de
más, yo siempre estoy de sobra. No creo que les importe si me voy.
Ya no me siento bien con nadie, ya no me siento bien en ningún momento.
Necesito irme, no quiero estar más acá.
25 de agosto
Todavía no puedo sacarme de encima la idea de morir. ¿Cómo será? ¿Cómo se sentirá?
Cada vez la idea del suicidio se hace más grande, cada cosa que me sale mal es una
razón suficiente para que yo realmente considere matarme.
Ya empezaba a ser un sentimiento insoportable.
30 de agosto
Me siento horriblemente mal. Siento como si estuviera dormida, poco consciente de lo que
hago o de lo que pasa a mí alrededor.
Necesito que alguien me hable, eso me hace volver.
No siento como si fuera yo, siento que soy otra persona. Soy totalmente distinta.
No sé qué hago, qué quiero o siquiera cómo me siento. Estoy deprimida, me siento vacía.
No lo puedo describir. No siento nada. Siento que no tengo razones para hacer nada.

Todo sigue su trayectoria pero yo sigo quieta. Todos se mueven, tienen su vida. Pero yo
no. Yo estoy estancada en este pozo del que no parezco ser capaz de salir.
Mis amigos me intentan ayudar, pero esto no tiene arreglo. Yo sé que esto les va a doler,
pero va a pasar. Ellos son más fuertes de lo que yo alguna vez podría ser.
4 de septiembre
Se ha vuelto un desafío vivir, ya no siento calma, ya no siento la importancia y pasión hacia
cosas que amaba, sólo tengo días de entumecimiento emocional o días donde mi voz y mi
corazón pesan tanto que no me dejan mover, tan sólo poder respirar lenta y dolorosamente
esperando a que pase, aunque sé que para eso se necesite tiempo.
Las ganas de llorar son indescriptibles, me duelen los ojos y la cabeza, mis pensamientos
me quieren obligar a soltar los sollozos que escondo, no entiendo por qué simplemente
existir es tan doloroso cuando tengo tantas cosas por las cuales agradecer.
Me extraño a mí misma. Extraño sentirme feliz, o siquiera sentir.
No aguanto más, lo siento
Esta es mi despedida.
Fin

Antropofobia
Josefina Ortiz

Toda acción tiene una consecuencia, siempre se les había sido advertido. La
naturaleza dio millones de señales, y los humanos intentaron remediar lo hecho demasiado
tarde. Fue el momento en el que la naturaleza perdió todo, cuando decidió hacer lo que la
naturaleza mejor sabe hacer: dejo seguir el rumbo de las cosas. El castigo para los
humanos fue bastante sencillo, pero afecto a la mayoría de ellos. ¿Qué es lo más natural
en los humanos? ¿Qué es algo que puede volverlos locos de no poder hacerlo? La
humanidad desarrollo antropofobia, miedo a las personas.
Los primeros en padecer esta fobia fueron los recién nacidos, pero nadie le dio
importancia a la situación y los padres de estos niños continuaron su vida de forma
corriente. Los años pasaron y la humanidad comenzó a tener tasas de natalidad muy
inferiores comparadas con las de mortalidad. Los humanos entendieron de qué se trataba,
el 98% de la sociedad que todavía permanecía en sus años fértiles, le aterraba el simple
hecho de salir a la calle y cruzarse con otro espécimen, ¿Cómo se supone que se

reprodujeran? Mucha gente murió y la especie sobrevivió a duras penas. Esta situación
sacó lo mejor de ellos, su deseo por sobrevivir, su instinto. De esta manera lograron salir
adelante. El 2% que no le importaba tener que verse con otros, desarrollaron un sistema.
Empezaron por reunir a los restantes en Oceanía, donde los esperaban casas individuales,
así es, una casa individual para cada uno. Cada casa estaba equipada con tecnología
suficiente para no salir nunca de ellas, lo cual hacían con únicas excepciones el trabajo, al
cual llegaban por un medio de transporte que consistía en una especie de ascensor
circular, y del día de selección en caso de ser elegidos. El siguiente problema era la
descendencia, y ahí es donde entra la selección, cada año unas mil personas en edad de
reproducirse, de las cuales la mitad eran mujeres y la mitad eran varones, eran
seleccionados al azar. Los elegidos debían presentarse al día siguiente en un edificio
destinado a la conservación de la especie, donde donarían sus gametos. Luego se las
juntaría artificialmente y este embrión crecería en un vientre igualmente artificial.
El crecimiento era inmediato, pues el equipamiento utilizado era muy tecnológico.
La máquina empleada inducía el crecimiento de los niños hasta los dos años en menos de
diez minutos, posteriormente eran dados a los elegidos, los cuales criarían a los niños por
al menos otros cuatro años. Luego los niños vivían lo que alguna vez fue llamado escuela,
solo que sin los niños y con profesores robots. Cuando terminaban sus estudios se les
eran asignados una casa individual y comenzaban a tener sus jornadas con labores.
Adam se levantó nervioso, casi no había pegado un ojo en toda la noche, no se
sentía bien, tenía un mal presentimiento. Su único consuelo era que siempre tenía malos
presentimientos sobre todo. Se dirigió al frente de su cama empujó un botón, como
regularmente lo hacía. La pared se hundió en un cuadrado de unos diez centímetros y
apareció una humeante taza de café sobre un plato, donde también había una píldora color
verde. Luego de haber tomado el café, se metió la pequeña píldora en la boca y una
sensación a menta inundó sus papilas. Como todas las mañanas, Adam se paró en el
centro de su habitación y comenzó a descender por la oscuridad. De repente la luz lo llenó
todo y sus pupilas se contrajeron, luchando por adaptarse a tanto brillo. Se encontraba en
su oficina, más precisamente en su cubículo, completamente cerrado. Lo único que se
escuchaba era el sonido que producían las teclas al ser pulsadas. Sí, había otras
personas, en otros cubículos pegados al suyo, pero por algún motivo eso no le producía
nada en su interior, el asumía que era la costumbre. Estuvo por ahí alrededor de cuatro
horas, una menos que lo usual, pero tenía que terminar rápido para volver a su casa y ver
la selección, lo necesitaba.
Cuando volvió a casa, lo primero que hizo fue encender su televisor y ubicar su
única silla en frente, la ceremonia ya había empezado pero tan solo se habían dicho diez
nombres, los cuales figuraban en el borde inferior del inmenso aparato. Los leyó de igual
forma, atentamente. Alivio pasaba por su cara a medida que leía cada uno de esos
nombres y ninguno era el suyo, solo tenía que leer el último.
Cuando Adam vio su nombre en pantalla se paralizó ¿Qué se suponía que hiciera?
Criaría a un niño, una persona. Una persona estaría cuatro años en su casa. No quería

pensar en eso, pero le era inevitable, un brazo metálico apareció desde el techo, con una
inyección, la conocía demasiado, un sedante, su presión debía haber aumentado
demasiado rápido. Había sido inyectado cerca de ciento veinte veces a lo largo de su vida.
Decidió que lo mejor que podía hacer era ir a dormir, además con el sedante en su sistema
no debería ser tan difícil. Tenía razón.
Nuevo día, repitió su rutina pero esta vez, al pararse en medio de la sala, en vez de
descender, se elevó y llegó a una habitación amplia de color gris. En la pared se veía una
señal que decía esperar hasta nuevo aviso. Pasados diez minutos en los que ya había
contado la cantidad de baldosas en el piso, la señal cambió, su turno será en una hora y la
única puerta de la sala se abrió. Casi que desilusionado por la eterna espera, dirigió su
vista hacia lo que había más allá de la puerta, encontrándose con un cartel que indicaba la
dirección hacia los baños. Supuso que sería una buena idea, por lo que salió de las cuatro
grisáceas paredes y siguió la flecha que indicaba el camino hacia su destino. Al llegar al
baño, agradeció mentalmente no haberse perdido, pues lo había considerado de camino.
Y de repente, se congeló, quería correr pero sus piernas no se lo permitían, no tenía
idea que podía hacer así que bajó la cabeza. No podía hacer nada, se preguntaba porque
había ido al baño en primer lugar, si no lo hubiera hecho nunca se hubiera tenido que
enfrentar a lo que más temía en este mundo. Se encontraba ahí, en frente suyo, una mujer,
de ojos marrones por lo que había llegado a apreciar. Ambos debían haber estado unos
treinta segundos de esta forma, cuando Adam percibió que desde el piso emergían dos
brazos metálicos con sus inyecciones. Por primera vez en su vida no quería ser inyectado,
no enfrente de otra persona. Eso lo aterraba más, lo haría más centro de atención de lo
que ya estaba siendo. Tomó un breve respiro, intento calmarse, pensó en el café de todas
las mañanas, en el sonido de las teclas de su trabajo y en su cómoda cama, tratando de
ignorar que estaba en un lugar completamente desconocido del cual saldría con una
pequeña criatura en brazos, y en el que estaba parado en frente de una persona del sexo
opuesto. El brazo pareció frenar, estaba funcionando, tenía que relajarse y luego se acordó
de que la única forma de superar los miedos era enfrentarse a ellos, no porque alguien se
lo hubiera dicho, sino porque recordaba haberlo leído en un libro, durante sus años de
estudio. Tenía que simplemente mirarla. Tomó todo el coraje que podía cumular en su
cuerpo, y alzó la cabeza. Ella no lo miraba, tenía sus ojos cerrados. Sin embargo, volvió a
sentirse como antes, y vio la aguja avanzar hacia su cuerpo. Lleno de euforia, pensó y
pensó, la presión lo superaba, intento correr pero nuevamente sus piernas no le
respondieron. Y como último recurso, por más que era una locura, se aclaró la garganta y
dejó escapar un hola. Fue casi un suspiro, pero ella lo escucho. La aguja de Adam regreso
al piso. Ella se sentía completamente cohibida, pero luego de ver que la inyección que
correspondía al desconocido había retrocedido, decidió que ella tenía que hacer lo mismo.
En ese momento, con su cuerpo rebosante de valentía, no sentía que otra persona pudiera
hacerle daño y levantó su cabeza, busco los ojos grises que había visto anteriormente, le
respondió. Hola.

Fin

La carta de agua
Azúl Ricle

Fragmento extraído del diario
personal del Investigador Suárez
Año 2301. La tercera guerra estaba en su punto más alto, el combate cuerpo a cuerpo ya
no existía pero era normal escuchar en la televisión cómo poblados enteros desaparecían
por una bomba nuclear o por enfermedades letales esparcidas por el aire fabricadas por
los países contrarios. La tecnología avanzada permitía crear armas silenciosas, otras, se
conducían bajo tierra y algunas eran invisibles.
El combate cuerpo a cuerpo, las balas, las armas de fuego ya no eran necesarias, pero la
violencia, el querer ser potencia y una única cosa creaba este ambiente tan cruel que se
desarrollaba en la tierra, el agua. Por ahí se decía que la ¨Guerra Húmeda¨, había
comenzado.
Recuerdo que era un lunes, me despertó el asistente electrónico con una horrible alarma,
al escucharlo sabía que algo había pasado en la estación. Desde pequeño quería ser
investigador y policía, crecí escuchando que ante el avance de la tecnología, esas
profesiones desaparecerían, pero el poder de deducción y lógica de una mente humana no
es reemplazable (todavía).
La crisis con el agua, había existido desde hace años pero había llegado a un punto límite
en el que cada país se vio obligado a tomar medidas. Acá, llegaban grandes reparticiones
de botellas de agua para toda la ciudad, cada persona solo podía recibir una por día y esto
era controlado con una pulsera electrónica. El almacén era altamente monitoreado con
policías de poder y ante cualquier movimiento extraño, la persona era procesada y
gravemente condenada ya que se había convertido en uno de los delitos para importantes
en tiempos de guerra.
Es muy triste que nuestra humanidad haya llegado a este punto en donde la desesperación
se veía en las calles, en las familias, en cada rostro que se veía en la ciudad. Estábamos
en el año 2301, la tecnología había avanzado al punto de tener autos voladores o aparatos
electrónicos manejados con los ojos, pero la mente humana nunca lo hizo, ni antes ni
ahora.
Llegué a la estación, el sensor de movimiento me reconoció y dos gigantes puertas de
vidrio se abrieron frente a mí y casi corrí a mi oficina. Allí, me esperaba mi jefe con una
carpeta electrónica llena de archivos en papeles transparentes, lo vi acercándose algo
nervioso e impaciente pero me pareció normal porque la situación era cada vez más difícil
pero no me esperaba lo que dijo:

-Investigador Suárez, tenemos un gran problema.-
-¿Qué pasó Señor?- respondí algo nervioso al notar la gravedad del asunto.
-Esto pasó hoy temprano en el almacén de agua, no fue ni será filtrado a la ciudad así que
se requiere total discreción en la investigación, y por esa razón considero que usted es el
más apto para realizar este trabajo.-
-Tiene mi palabra.-
-Hoy, fueron robadas 200 botellas de agua, aún no sabemos cómo ni cuándo pero la
primera teoría es que se trata de una maniobra de una organización de hackers extranjeros
que buscan innovar en el método de robo de agua.-
-No se preocupe Señor, haré lo mejor posible para resolver esto.- respondí confiado.
Al escuchar la noticia, al principio me sentí muy enojado porque seguramente las personas
que habían hecho esto solo querían obtener lo ajeno de la peor manera posible, robando.
Ya no bastaba con máquinas subterráneas que recorrían miles de kilómetros en busca de
agua para succionar y quitársela a otros países que igualmente la necesitaban, porque al
fin y al cabo esto es la guerra, y la Guerra Húmeda, parecía ser la peor.
Luego de ponerme de mal humor por mi anterior pensamiento, reflexioné y me di cuenta
que probamente los culpables eran unos ciudadanos comunes y corrientes que enserio
necesitan el agua y que si los atrapo, serian brutalmente condenados por un derecho, una
necesidad básica.
Iba caminando, estaba a unos metros de mi casa cuando escucho que alguien grita mi
nombre, al levantar la mirada, me doy cuenta que era Miguel, mi vecino de enfrente desde
hace más de 10 años. Nuestra relación era bastante buena, éramos amigos. Al vivir tan
cerca, nos reuníamos a cenar, jugar a las cartas electrónicas o ver televisión mientras
charlábamos de la vida. Ninguno tenía familia, aunque en esos años era muy común que la
tecnología ocupara el lugar de una persona real y por la tanto, las personas vivían
aisladas, sin pareja, ni compañía. Pasé por el frente de la casa de Miguel, con una mano lo
saludé y entré a mi casa.
Al otro día, leí los documentos que mi jefe me había entregado por el robo pero no eran
útiles, no había nada en los archivos de las cámaras de seguridad, los registros estaban
todos hábilmente modificados para que nadie se diera cuenta de que 200 botellas faltaban
sino hasta el momentos en el que no quedaran más botellas para entregar, pero si, 200
personas sin agua.
Estaba muy entretenido en los documentos cuando escucho un ruido suave, continuo y
claramente venía de afuera, sabía que había llegado una carta electrónica. A pesar de que
las cartas de papel se habían extinguido hace muchos años, éstas, fueron mejoradas para
tener un mejor sistema y servicio para los que preferían este medio de comunicación
aunque no era muy usado. Las cartas eran repartidas por un robot las 24 horas del día, y al
reconocer que eran depositadas en una casa, reproducían una suave melodía a modo de
aviso. Además, el sistema se modernizó, reduciendo el tiempo de escritura, de entrega y
de seguridad, ya que a diferencia de las avanzadas computadoras, lo que estaba escrito
en las cartas no podía ser rastreado ni leído por alguien más que no sea el destinatario.

Abrí la puerta, tomé el sobre plástico y al ver el destinatario me sobresalté, porque el
idioma en el que estaba escrito era portugués y Brasil es uno de los países más vigilados
por todo el mundo ya que tiene la mayor reserva de agua del planeta y lo peor, el nombre
de mi vecino estaba en el destinatario. Sin pensarlo mucho, decidí arriesgarme, guardé la
carta y me dirigí a visitar a mi vecino.
Toqué la puerta y Miguel la abrió con alegría al verme, aunque esa sonrisa duró poco
cuando vio la carta en mi bolsillo. Su cara cambió drásticamente yendo desde una cara
amistosa, a una expresión de miedo. Me dejó entrar en su casa e hice de cuenta que nada
pasaba. Le pedí una taza de café y temblando programó la cafetera para que comenzara a
hacer el café sola.
Pasaron unos momentos en silencio, Miguel tomó una transparente taza y me sirvió el café
en ella, él seguía temblando y en el momento menos esperado le dije:
-Miguel, ¿sabías que robaron 200 botellas del almacén ayer temprano?-
Inmediatamente se escucha un ruido de cristal roto, la taza se había caído de las manos
de Miguel.
-¡Ay! Que torpe que soy, perdóname- se disculpó Miguel.
-No te preocupes, nadie es perfecto.- le respondí mientras él se dirigía a un armario.
-Y… ¿Cómo es eso del robo? ¿Es verdad?- me habló nervioso.
-Sí y estoy a punto de descubrir quién es…-
-¿Enserio? ¡Qué buena noticia!-
-Sí, la verdad es que va a ser bueno para mi carrera y para el mundo…-
Miguel se agachó detrás de su mesada para limpiar los vidrios y en ese momento mire
hacia un costado y vi una puerta sin seguro de huella, abierta. No pude evitarlo y entré en
esa habitación.
Lo que vi en ese lugar era algo impactante, y algo que nunca voy a olvidar. Allí, había
estanterías flotantes por toda la habitación, repletas de botellas de agua, más de 200, a un
costado un mini laboratorio lleno de químicos y objetos que nunca antes había visto, solo
distinguía grandes recipientes con agua que estaban siendo sometidos a diferentes
elementos y situaciones. Sentí un olor muy peculiar, indescriptible, al darme vuelta vi unos
enormes tanques de acrílico que en ellos, se encontraban personas dormidas y
congeladas.
Sentí una mano en mi hombro y al darme vuelta, lo vi a Miguel, con los ojos llorosos y
sollozando. Ninguno emitía palabra hasta que no me contuve más y le pedí explicaciones.
Ante la clara situación que se avecinaba con el agua, Brasil comenzó a tomar y reclutar
científicos que tenían como trabajo, experimentar con el agua para clonarla y crear
individuos que pudieran sobrevivir sin ella. Los sujetos eran personas solitarias y sin
familia, para que cuando sean sometidos, nadie los denunciara como desaparecidos.

Miguel se comunicaba con el gobierno de Brasil mediante cartas no rastreables, en ellas,
se detallaban informes científicos, noticias, o movimientos que se harían como el robo de
agua del almacén.
Aunque estaba muy sorprendido por lo que escuchaba, no podía creer que la persona que
había sido mi vecino y amigo durante 10 años, ahora era un científico que robaba a su país
solo por dinero o por el mérito de descubrir algo mientras miles de personas no obtenían
su recurso de cada día. En ese momento entendí que las apariencias nos engañan y
golpean en donde más nos duele cuando descubrimos la verdad y principalmente, que
esta situación de guerra, el desespero y la necesidad, nos lleva a cambiar nuestras vidas
drásticamente con tal de sobrevivir.
Le pedí a Miguel que se volteara y le puse las esposas imantadas.
Él me miró y con un tono suave me dijo:
-No soy ni seré el único.

Fin

Celda 41
Lara Gelvez

Me desperté sin recordar nada, en un mundo en el cual éramos dominados por seres
superiores; animales, de todo tipo, desde domésticos hasta los más salvajes. El único
pensamiento que rondaba por mi mente, es que desde que el hombre es hombre, nuestra
especie ha usado a los animales para el beneficio propio, basándose en que eran seres
inferiores a nosotros, pero ahora era al revés.
No lograba entender lo que pasaba, estaba encerrado, en un lugar de no más de 4 metros
de ancho, una especie de prisión, no comprendía que había llegado a suceder para que
me encuentre ahí (estaba aturdido, con fuertes estremecimientos en ambas piernas, y un
enérgico dolor de cabeza). Mis pensamientos se alborotaron el doble cuando vi a un tigre
llevándose a uno de mi especie… experimente el mayor miedo que pude haber sentido en
mis cortos años de vida.
Pasaron 3 días, seguía sin entender mucho, sin embargo en esos días que habían pasado,
me suministraron una píldora, al albor me daba miedo por lo que podría llegar a pasarme,
pero cuando la tomaba me sentía aliviado, sin pensamientos, no entendía el porqué, hasta
que me di cuenta que cuando el efecto de esta se iba reduciendo, retornaban a mi mente
imágenes de lo que podría haber pasado. En el primer periodo solo se venían a mi mente
recuerdos, no estaba seguro de las personas que aparecían en ellos, pero me veía muy
feliz, eso creía, pero en realidad solo me creía mejor, por poder dominar una mascota y
empecé a analizar la situación, y es increíble como la vida nos pone en juego para poder
darnos cuenta como son las cosas en realidad.

Veía la necesidad de estar bajo sustancia todo el tiempo, ya que cuando no tenía el efecto
tenia sentimientos de tristeza y soledad, pero se me era imposible estar dopado todo el
tiempo, porque la única forma de conseguir esta píldora era escapándome, lo cual se veía
muy difícil. La única forma de sobrevivir a este mundo, era adaptándome a él.
Noche por medio nos llevaban a mí y a quince hombres más a un campo, los elefantes con
sus trompas gigantes nos tiraban agua, y los gatos nos raspaban con su lengua, supuse
que lo único que querían era higienizarnos… se comunicaban entre ellos y no lograba
asimilar lo que pasaba, no di tantas vueltas e intente conversar con los de mi especie, no
podía, no se si no me escuchaban, o solo mi mente me hacía creer que estaba hablando.
Volvimos cada uno a su celda y no era la misma de siempre, estaba rodeada por cinco
animales, todos diferentes… me liaron a una correa y me quede ahí por varias noches,
como si fuese su mascota, había algo raro, estaba todo tan extraño, sentía que en poco
tiempo iba a volverme loco.
Luego de este delirio, me trasladaron de nuevo a mi celda, no sé en qué momento, porque
amanecí ahí, no le di tanta importancia, pero sentí un desahogo cuando me desperté, los
últimos días en la anterior celda me utilizaban de esclavo, no soportaba más.
Volvieron a aparecer los recuerdos en mi mente, esta vez más extensos, recordé una
guerra, entre personas y animales, pero no logre rememorar como se desato esa disputa,
supuse que las bestias habían logrado ganar, volverse supremos, y nosotros sus humildes
prisioneros.
Me sacaron del calabazo, como de costumbre, pero cada vez que me encerraban en uno,
era diferente, ¿Cómo lo sé? Porque cada celda estaba enumerada, aunque siempre me
volvían a llevar a la 41, no sé si tan solo porque la limpiaban, o porque las celdas no
importaban. Hasta que me di cuenta que mi cuarto habitual era el único que tenía una
especie de cámara. Evidentemente me usaban para algún modelo de experimento. Decidí
agarrar coraje y cuando hagan el cambio de calabazo, correr e huir, para poder encontrar
una respuesta lógica a mi incertidumbre. Cuando llego la hora, logre escabullirme y que no
me vean, ya que nos llevan en camiones relevados desde afuera, entonces trote hasta una
construcción, que parecía vacía, cuando entre, me senté y pensé que iba a hacer, hasta
que me di cuenta que no había planeado que iba a realizar cuando consiga fugarme, decidí
rendirme, pero al rato opte por tomarme un tiempo para pensar, llegue a la conclusión de
que sería bueno razonar en que hacían los humanos cuando ellos estaban al poder, se me
resulto imposible, no tenia los pensamientos claros. Camine, para poder despejarme, fue
difícil, estaba rodeado por superiores, pero logre subirme a una colina, en la cual surgió
algo doblemente extraño de todo lo que venía pasando, encontré una placa con exceso de
botones, y como en las películas… había un botón rojo, que siempre suele destruir cosas,
no perdía nada con apretarlo, ya que estaba viviendo algo horroroso, cuando lo oprimí, me
desperté.
Fin

Cuando la humanidad se pierde
Valentina Medina

En una ciudad no muy conocida, vivía una familia unida, con peleas, con momentos felices
y tristes como cualquier otra. Esta familia estaba formada por dos hermanos mellizos,
Emiliano y Lucia, y por sus padres Roberto y Beatriz.
Un día cuando todos ellos se preparaban para ir a la escuela e ir a trabajar, vieron una
noticia que dejo a toda la población con mucha preocupación, pero ellos no le dieron
mucha importancia.
De camino a la escuela se dieron cuenta que todo estaba muy raro, la ciudad estaba vacía
pero ellos igualmente siguieron con su rutina. Después de dejar a Emiliano y a Lucia en la
escuela, Beatriz y Roberto se fueron a su lugar de trabajo sin preocupación. Al pasar un
par de horas, Beatriz escucho disparos y vio como la gente corría, gritaba y lloraba, toda la
ciudad estaba descontrolada.
Rápidamente ella busca a Roberto para luego ir a buscar a sus hijos y estar a salvo.
Al estar todos juntos, comenzaron a pelear y llorar, todos estaban alterados menos
Emiliano, él sabía que todo esto iba a pasar algún día.
-Les dije que no teníamos que salir de casa, pero como siempre yo soy el loco.
- Y te dijimos que todo esto no es chiste, tenemos que estar unidos. –dice Lucia.
Beatriz y Roberto muy asustados le piden a sus hijos que les expliquen lo que está
pasando.
-¿Nos pueden decir lo que está pasando?
-Las noticias de hoy no eran algo así nomas, todo era verdad. Tenemos que salir y buscar
comida. –dice Emiliano sin dar mucha explicación.
Luego de la breve explicación a sus padres, fueron hacia los mercados para que no les
falte nada. Al estar en las calles pudieron ver como todos estaban desesperados. Beatriz
escucha que un hombre le pide ayuda, tenía una herida muy grave en su cuello.
Roberto ayuda y le pide a sus hijos que no se acerquen. El hombre tenía dientes
marcados, como si alguien lo hubiera mordido.
-¿Qué está pasando? ¿Qué le pasó a este hombre?
-No podemos ayudarlo mamá, el va a morir en muy poco tiempo y tenemos que irnos antes
de que eso pase. –dice Emiliano, muy seguro.
-No podemos dejarlo…
El hombre murió, todos estaban en shock y no sabían qué hacer. Pasaron unos minutos y
el hombre comenzó a mover sus dedos, pies, brazos y todo su cuerpo. La familia se asusta
y este los ataca sin detenerse, ellos corren muy rápido y sin parar.

-Hay que buscar un lugar seguro rápido, no podemos seguir en medio de las calles, ya es
tarde y no podemos estar afuera sin la luz del día. –dice Lucia con mucho miedo.
Después del momento traumático que pasaron, volvieron rápidamente a su casa y algo le
pasaba a Emiliano, él pensaba que podía sobrevivir al nuevo mundo, pero algo en su
cabeza se lo impedía.
Paso un mes luego de que todo esto ocurriera y Beatriz, Roberto, Emiliano y Lucia ya
sabían cómo era el nuevo mundo. Todo el mundo estaba infestado por zombies y esto
estaba volviendo loca a esta familia, pero especialmente a Emiliano, él se estaba volviendo
loco, pensaba que todo esto no tenia cura y el mundo ya no podía ser lo que algún día fue.
Una noche caminando con Lucia sobre un precipicio, recordaban como eran sus vidas
antes de toda esta locura. Aprovechando que Lucia estaba triste y distraída, Emiliano la
empuja al precipicio. Se quedo sin hacer nada, solamente escuchando como los zombis se
comían a su hermana.
Fin

El Espejo
Antonella Aranda

Día 1098, todavía no los encuentro, los busco y no hay rastros. Soy Rosie, tengo 20 años y
mi familia se desapareció, los estoy buscando para obtener una respuesta de ¿qué paso?
¿Por qué cuando regresé a casa ya no estaban?
Estos años, nunca dejo de pensar en ellos, en donde podrían estar, como puede ser que
nadie del pueblo no los haya visto, que no tengan rastros. Voy buscando en 10 ciudades
en la cuales ellos podrían estar, calle por calle, a cada persona que veo le pregunto si vio a
mi familia mostrándoles una foto.
Estoy sola, todos estos días estuve sola, no quiero estar acompañada, no estoy para eso
ahora. Mis amigos ya ni me hablan, no me preguntan como estoy, nadie del pueblo me
habla, todos me ignoran.
Pienso en la razón de por qué actúan así y ¿será porque me ven sola?, con ojeras tan
grandes que casi me cubren toda mi cara o ¿por qué? Este pueblo que siempre quise me
dio la espalda cuando más lo necesitaba.
La siguiente ciudad a la que voy a ir es a Pittsburg, es el lugar más cercano del pueblo,
siempre me pregunté por qué nunca empecé por ahí, pero no es tarde todavía, yo los
puedo encontrar.
Me desperté al día siguiente, pensando en ese día en el cual se fueron y no volvieron,
soñé (que más que un sueño fue como un recuerdo) que la ropa y los zapatos de mis

padres y mi hermana estaban frente a un espejo. Siempre tuve la duda porque la ropa
estaba ahí, pero esa duda nunca me la voy a poder resolver.
Antes de ir a Pittsburg pase por la tienda que está a la vuelta de mi casa, la señora que
atiende ya ni me saluda, apenas me mira; al llegar a la caja para que me cobre, antes de
que yo reciba el vuelto, me miro a los ojos y me dijo: “solo mírate en el espejo, no mereces
estar acá”. No entendí que quiso decir, no sé que estaba pensando, mi conclusión fue que
ella al ya ser mayor capaz que decía cosas sin sentido. Pero no, cancele el viaje a
Pittsburg por quedarme en mi casa pensando, me mire en el espejo varias veces y
repitiendo en mi cabeza lo que me dijo la señora. No le encontraba sentido a nada, me hizo
confundir más de lo que ya estaba.
Se hizo de noche y yo todavía seguía pensando, cuando de repente me llega un mensaje
de texto que decía:
“No busques algo que sabes que no vas a encontrar, mira más allá”
Me quedé sin palabras, por miedo, por curiosidad por completamente todo, pensaba quien
lo podría haber mandado y como sabía lo que yo hacía ya que nunca hablaba con nadie y
además nunca le conté lo de mi familia a ninguna persona. Estaba asustada, cerré todo
con llaves, las cortinas, apague las luces y me encerré en el baño. Tenía miedo que
alguien me este observando, que una persona haya entrado a mi casa, que me estén
vigilando. Suena el celular de nuevo, otro mensaje de texto:
“Tranquila Rosie, no tenés porque esconderte en el baño”
Me quede quieta, casi ni respiraba, alguien estaba conmigo en la casa. No se me ocurrió
otra idea que salir corriendo para afuera e ir apurada para las calles donde había más
gente, para perderme de vista si alguien me estaba persiguiendo, para llegar rápido a la
comisaria y hacer la denuncia.
Una semana después volví a mi casa, los policías me dijeron que no había rastros de
nada, que “esté tranquila”. Por supuesto tranquila no estaba, todavía seguía en mi cabeza
la frase que me dijo la señora y los mensajes de un número desconocido, como puede ser
que los policías me digan que “esté tranquila” cuando me pasó todo esto, ahí hay algo que
no me cierra.
Horas después de volver de la comisaria me acosté, no me pude dormir en toda la noche
pensando que alguien estaba poniendo sus ojos en mí, que alguien esté ahí
acompañándome. Suena el celular cuando me estaba a punto de dormir, era un mensaje
de texto:
“Rosie, ¿no crees que es demasiado temprano para dormir? Mírame, estoy justo al frente
tuyo”
Lentamente levante la mirada temblando, no había nada solo el espejo, pero detrás del
había algo, tome valentía y fui, apenas toque el espejo para correrlo, desaparecí.

Suena el celular con un mensaje de texto nuevo y dice:
“Juego terminado, familia 537 eliminada. Gracias por hacer que el mundo mejore y la
población disminuya, El Gobierno va a ir avisando por cada ciudad quien va a ser la familia
afortunada, pero quien se lo diga, morirá. Esto recién comienza”
Fin

El porqué del adiós
Rubí Casas Stessens

Como si no nos doliera seguimos con la muerte de familiares, conocidos, amigos,
padres o madres ausentes. Mucha familia falta en mi vida, y me pregunto ¿Por qué el
universo no me regala unos minutos más con ellos? Emprendo un viaje en busca de
alguien que nunca me buscó ni quiso en realidad, somos almas estancadas en una tierra
distinta, nosotros mismos sabemos que no tenemos posibilidad de que alguien nos
busque, ¿pero podremos encontrarlos a ellos? Parecerá eterno pero lo lograremos.
Abriendo mi caja de recuerdos veo esas fotos, un padre que no conozco y una
familia que me amaba, siento la esencia de mis abuelos como si todavía estuvieran
presentes, como si nada importara en este momento y como olvidar a ese niño que yo veía
tan pequeño, conservo tu amor pero quédate conmigo, mi madre permanece siempre, todo
el tiempo la siento, porque ninguno de ellos está presente y tanto busco en el pasado, es
hora de seguir adelante que en algún lado esa persona me está esperando.
Un boleto de colectivo en mi mamo quizá lo encuentre y no me merezca o puede
que sea feliz y una nueva etapa comience, con los datos que me dejo mi madre y solo un
poco de dinero encima, emprendo este viaje, solo andamos 300km y llegamos a una
parada muy vacía, parecía un pueblo fantasma, no ha de concurrir mucha gente pensé y
cuando necesite ir al baño vi una familia que se veía muy humilde, de bajos recursos, pero
creí “bueno aunque sea se tienen entre ellos, qué más podía uno querer” debe ser que a
mí todavía me afecta mucho, el hecho de no conocer un padre biológico, alguien que
jamás decidió buscarme aunque siempre me dijeron que el cargaría con su cruz toda la
vida, pero cada uno carga con la suya y acá estamos, solo siendo una persona más en
este lio que no queremos enfrentar.
Después de unas 18hs de viaje por fin llegamos, y acá estoy, en una nueva ciudad,
emprendiendo la búsqueda; se apellida Savager una persona que a esta altura debería de
tener unos 44 años y una estatura similar a la mía, quizá más alto por ser hombre.
Llegó el momento de tocar su puerta pero no sé si me encuentro lista espere
demasiado esto, pero lo hago, y no me encuentro con lo que esperaba que seria, un
hombre de traje y muy diplomático como en mis sueños, en cambio es un drogadicto con
toda la casa en malas condiciones para que vivan menores; al parecer tengo dos
hermanas gemelas de 13 años y un varón de 17. Las niñas parecían buenas pero encontré

marcas de moretones que me alarmaron enseguida, y el chico no parecía ser mala
persona pero lo encontré tirado en su cama fumando marihuana mientras a su padre no le
importaba; me di cuenta que uno nunca encuentra lo que de verdad desea, cuando me
senté por fin y conversé con él me contó el por qué o su justificación del haberme dejado
hace18 años, se creía muy joven para tenerme y mi madre trabajaba demasiadas horas y
no había terminado el secundario, ofreció un aborto pago por que él no podía “con tanto”
pero ella no aceptó y me dio lo mejor y peor que tengo, la vida, puedo decir que no me
esperaba tal crueldad porque es cierto, pero estaba preparada, extraño a la gente de
verdad, la que en serio me quiere y no es capaz de abandonarte, hoy y siempre
extrañando a los viejos y a los que más feliz me hicieron.
Fin

La tecnología es la nueva esperanza
Fiorella Ansaldo

Estamos en 2035, después de dos décadas de devastación económica, con
gobiernos que no le aseguran la cotidianidad pacifica a los ciudadanos, donde cada día es
una incertidumbre para salir adelante. Aparece una empresa brindándoles esperanza a los
ciudadanos, mediante una avanzada tecnología que consiste en insertar un chip en el
cuerpo de cada uno, que posee un sistema que se conecta con el celular y así se puede
saber dónde está esa persona y hasta conocer su estado de salud o si corre algún peligro.
Esta tecnología estaba en cada medio de comunicación, en cada pantalla de la
ciudad buscando a personas valientes que se animen a realizar una prueba piloto, y lo
único que debían hacer era acercarse a las instalaciones de TecnoChip. Esta propaganda
llamaba la atención de cualquier persona que lo mirara, hasta yo caí en esa trampa. Por lo
que le propuse la idea a mi esposo y a mi hijo, y luego de una larga charla decidieron hacer
esto conmigo.
Al día siguiente nos dirigimos hacia aquellas instalaciones donde nos explicaron
cómo sería el procedimiento, las condiciones que debíamos cumplir y el nuevo lugar donde
tendríamos que mudarnos. Nosotros podíamos seguir con nuestra vida cotidiana, pero
nuestro hijo debía asistir a un establecimiento educativo creado por ellos, lo que no nos
pareció una mala idea, ya que nos ofrecían todo gratis; la casa, los alimentos, la
medicación, todo eso y sin perder nuestros trabajos.
Transcurrido un año todo seguía bien, no había ninguna complicación y el ambiente
era perfecto. En todo momento teníamos sugerencias de la aplicación sobre cuando pasar
tiempo con la familia, cuando descansar o cuando era hora de hacer ejercicios.
La comunidad era tranquila, no había preocupaciones, o ningún tipo de violencia, lo
único era que debíamos mantenernos dentro del mismo circuito todo el tiempo.
Pero de un día para el otro el ambiente comenzó a ponerse un poco raro, la familia
vecina con la cual compartíamos actividades diarias desapareció sin dejar rastros y no
podíamos contactarlos a través de ninguna red social, no permitían el acceso de ninguna

persona ajena al establecimiento, solo nosotros podíamos salir y únicamente por un
determinado tiempo y lo peor, cada vez veíamos menos a nuestro hijo, ya que se pasa
horas y horas en la escuela. Por lo que comenzamos a alarmarnos un poco y fuimos a
hablar con el director, este no nos dio ninguna respuesta, lo único que nos dijo es que
salirse de las normas nos puede salir muy caro.
Esto nos había confundido aun más y sentíamos a nuestro hijo cada vez más lejano,
como si ya no nos perteneciera. Queríamos salir de allí pero no sabíamos cómo. Lo
intentábamos por varias semanas, pero con el chip en nuestro cuerpo era imposible.
Un día ya en el trabajo recibo una carta de Daniela, mi vecina desaparecida con la
cual habíamos entablado una relación familiar muy unida.

Estimada amiga:

Seguro te preocupaste por mi cuando me fui sin decirte nada, pero fue
por un tema de seguridad para ambas pero ahora que todo se tranquilizó quería advertirte
y abrirte los ojos sobre esas personas, ellos lo único que quieren es dominar las acciones y
los pensamientos de las personas, pero no solo eso, ellos lo que más quieren son a los
niños, porque creen que pueden controlarlos para que piensen y actúen únicamente bajo el
mando de TecnoChip.

No es fácil porque estarán buscándote por un largo tiempo, pero
puedes salir de allí, aún estas a tiempo, lo único es que no podrás utilizar nunca más la
tecnología porque teniendo el chip dentro de tu cuerpo, podrán rastrearte en cuestión de
segundos.

Espero que puedas alejarte de esa gente y vivir con tu familia en un

lugar alejado de la tecnología.

Con cariño, Daniela.

Al terminar de leer la carta me quede inmóvil tratando de procesar todo y pensando:
¿Hasta qué punto puede llegar uno para controlar su bienestar? ¿Hasta qué punto la
tecnología piensa llegar?
Fin

Libertad
Facundo Melgar

No recuerdo la última vez que sonreí, no recuerdo la última vez que fui feliz, ni siquiera
recuerdo lo que se siente ser alguien libre, alguien normal, alguien que se levanta a la
mañana, se toma su desayuno y va al colegio con sus compañeros y comete errores como
alguien normal.

Lo último que recuerdo fue que en octubre de 2025 fue mi cumpleaños número 18, y me
sentía feliz al ver a mi familia, mis amigos, mis parientes lejanos, todos reunidos para
verme a mí, cuando el día estaba a punto de terminar escuche que alguien tocó la puerta,
mi mamá iba a abrir pero la detuve y le dije que yo abriría, ya que yo esperaba al menos
una carta de mi padre pero para mi sorpresa no era nada relacionado con él, o eso creía
-Buenas noches ¿Usted es Dante Wilson, hijo de Tyler Wilson? -me dijo un hombre de voz
gruesa, con traje negro y unos lentes oscuros, esa clase de persona intimidaría a
cualquiera.
-Sí, soy yo - le respondí con total firmeza y seguridad, ya que no me intimidaba tal persona
-Usted vendrá conmigo - me dijo en un tono serio
- ¿y si no quiero? - le respondí curioso
-Se lo voy a dejar claro señor Wilson, si usted no viene conmigo mataré a su madre que
estoy cien por ciento seguro de que esta ahí dentro y no contento con eso lo mataré a
usted también y por ultimo quemaré cada objeto valioso de esta estúpida casa, ¿quedo
claro? - me dijo con un tono de voz frio
-Ya le dije, yo no... - justo cuando iba a negarme, se escucho mi madre detrás de mí
-Ve Dante, No te preocupes, yo estaré bien- esas palabras, con ese tono de voz dulce, me
hizo darme cuenta que mi madre tenía razón, si yo no estoy, ella no tendrá problemas
-Está bien iré- dije con seguridad
El hombre misterioso sonrió levemente y me dijo que lo acompañe, me llevo a un lujoso
auto negro y dentro solo me dijo esas palabras, esas palabras que hicieron que se me
ponga la piel de gallina, me dijo “cometiste un error, despídete de tu vida, una vez dentro
de este auto, ya no hay vuelta atrás, buenas noches” al oír ese “buenas noches” no
entendí porque lo había dicho, el solo se puso una máscara anti gas y toco un botón el cual
hizo que un gas verde bastante raro se dispersara por todo el auto, yo solo sentí tanto
sueño y me desmaye. Al abrir los ojos me desperté en una cama que parecía a esas
camas de películas sobre militares, luego un hombre entró y solo me dijo.
_Dante Wilson, el hijo de Tyler Wilson, que sorpresa, espero que tú seas más inteligente
que tu padre, ahora cámbiate y alístate, ya vamos a comenzar.
Yo no entendí absolutamente nada, ¿qué hago aquí? ¿Porque conoce a mi padre? Hasta
donde se mi padre me abandono cuando tenía tres años, no entiendo nada
_Así que tu eres el hijo de Tyler Wilson, es un placer, soy diego_ me dijo un hombre que
estaba a unos metros de mi
_Si soy yo, me puedes decir que está pasando y ¿porque conoces a mi padre? _Le dije
intrigado
_Ya veo no entiendes nada, veras estamos en un programa de televisión y no me refiero a
un reality show_ me dijo con un tono gracioso
_ ¿A qué te refieres con un programa de televisión?

_Sí, este programa solo lo ven gente importante, gente despiadada ahogadas en plata que
no le importan lo que le pase a los demás, acá sobrevives por tu libertad, la libertad es algo
que todos tenemos o al menos teníamos, el gobierno ya no quiere que las personas tengan
libertad porque si, para el gobierno la libertad hay que ganársela y por eso inventaron este
programa donde traen a casi el 85% de la población mundial y los llevan a una isla donde
ellos sobrevivirán hasta lograr ganar. Gana el que logra asesinar a todos y sobrevive,
mientras más vayas ganando vas subiendo de puestos hasta llegar al primero y ganar tu
libertad, tu padre compitió acá, pero hizo algo que al gobierno no le gustó
_ ¿Qué hizo?
_Se escapó, y yo pienso hacer lo mismo, si quieres puedes unirte, pero solo tú, no invites a
nadie más
_Está bien, pero ¿cómo lo haremos?
_Déjamelo a mí, pero debo decirte que tendremos que ser pacientes y esperar tres años
ya que no podemos arriesgarnos a escapar ahora, tú no te sabes ni manejar acá
_está bien
Bueno basta de charla suban al avión y que la suerte los acompañe_ dijo el mismo hombre
que me había dicho que me alistara
Diego y yo subimos a aviones separados, ya que iríamos a la isla y si vamos en el mismo
avión, tendríamos que matarnos
Después de media hora de viaje, una voz nos dijo a mí y al resto de hombres y mujeres
que estaban dentro “prepárense, cuando estén listos pueden saltar”
Al oír eso yo salte del avión, quería que esto termine lo más rápido posible así que salte sin
pensarlo, a unos cuantos metros del suelo abrí mi paracaídas y caí en una zona llena de
armas y un vehículo que no se veía mal, me equipe y corrí rápido a agarrar aquel vehículo,
luego de estar manejando me percate que había una persona a una cierta distancia de mi,
y pensé que si no lo mataba, yo iba a morir así que me baje del auto y apunte, mi cuerpo
temblaba completamente ya que nunca había matado a nadie antes, pero tenía que
hacerlo, solo apreté el gatillo y la bala salió, no pude oír nada, solo pude ver como la bala
mataba a aquel hombre, después de convertirme oficialmente en un asesino me subí al
auto y me dispuse a seguir, una voz nos dijo a todos que teníamos un determinado tiempo
para ir a un circulo marcado en la isla, si una persona no lograba llegar ahí la mataban, así
que llegue, y escuche disparos detrás mío, me di la vuelta con el auto y maneje hasta
atropellar aquella mujer que me estaba disparando, me sentí mal por hacerlo, pero debía
hacerlo, era eso o morir y nunca más volver a casa, aparte se notaba que pertenecía a
esas personas que solo están acá para matar, así paso el tiempo, el circulo se hacía cada
vez más pequeño hasta el punto de solo dejarme a mí con una persona más, aquella
persona se veía asustada así que en vez de matarla fui a revisar y cuando la vi me di
cuenta que se trataba de una chica, una chica asustada, no estaba equipada, no tenía
armas ni nada, se notaba que había llegado hasta acá solo escondiéndose
_Hey ¿estás bien? _le pregunte con un tono de voz amistoso para que se tranquilizara
_Tengo miedo _me respondió

_Tranquila, no te voy a hacer nada, no te mataré _le dije seguro
_Pero ese es tu deber, esas son las reglas_ me dijo
_Ahora mi deber es ponerte a salvo y tranquila nunca me importaron las reglas_ estaba
seguro de lo que decía, ¿cómo la iba a salvar? No sé, algo se me iba a ocurrir
La levante y la cargue, mientras caminaba se me ocurrió una idea, fui hasta el auto que
estuve usando y la escondí en el asiento de atrás. Al rato llego un hombre y me dijo
_Felicidades, ganaste tu primer encuentro en la isla, si seguís así vas a ganar tu libertad
_Ya que gane ¿puedo pedir algo a cambio? Le pregunte
_Y ¿qué quieres? _me respondió
_Aquel auto _le señale
_Trato echo_ me dijo
Al volver a la base donde nos mantenían lleve a aquella chica a la habitación donde nos
tenían a mí y a Diego, al llegar me di cuenta que Diego estaba ahí, sin pensarlo dos veces
le dije
_Se que dijiste que nadie más puede entrar en el plan de escaparnos, pero por favor
quiero que ella entre, no se merece estar acá, está asustada y yo voy a cuidarla_ le dije
con una seguridad que ni yo sabía que tenia
_Está bien, pero nadie más _me dijo Diego
_Por cierto, no me dijiste tu nombre_ le dije a la chica
_Ah cierto, me llamo Elena
_Mucho gusto Elena, Soy Dante.
Tres años después
En estos años pasaron varias cosas, Diego se convirtió en mi mejor amigo incluso podría
llamarlo mi hermano, Elena se convirtió en mi pareja y estoy muy feliz por eso, hemos
ganado varios encuentros en la isla, por suerte ninguno resulto herido.
Hoy es 31 de octubre de 2028, es mi cumpleaños, hoy sería el día donde nos
escaparíamos por fin
_ya conocen el plan, ¿no chicos? _nos pregunto Diego
Elena y yo asentimos
_Okey en media hora nos subiremos al mismo avión y nos encontraremos en la punta de la
isla en el lado norte, ahora los dejo solos.
Diego se fue y me dejo a solas con Elena, ya que sabía que había algo que yo debía hacer
_Elena, en caso de que nuestro plan falle y no salgamos, creo es momento para darte
esto_ de mi bolsillo saque una pequeña cajita con un anillo dentro, el anillo le pertenecía a
mi Abuela, era el único recuerdo que tenía de ella y siempre lo llevaba conmigo

Elena no sabía que decir
_Sé que no es un buen momento para dártelo, sé que el lugar no es el adecuado y sé que
tenemos mucho por vivir, pero nada me haría más feliz que darte esto, si hoy es el día
donde voy a morir al menos voy a hacerlo sabiendo que te ame como nunca había amado
a nadie_ Le dije esas palabras con una Felicidad inmensa, nunca había sentido esto por
nadie y esperaba que ella lo entienda y no crea que soy un loco
Ella solo se lanzo a abrazarme mientras derramaba pequeñas lágrimas de emoción
_Acepto_ Dijo ella
Justo en el momento que iba a besarla el jefe de la base nos dijo que ya vallamos
subiendo al avión, Diego, Elena y yo nos dirigimos al avión. Estando allí, sin que nadie nos
viera, Elena apretó fuerte mi mano, estaba asustada
_Tranquila _Le susurre_ Todo va estar bien
_Gracias por no matarme aquella vez hace tres años, no sé qué hubiera pasado si fueras
alguien que solo está ahí para matar
_Nunca te hubiera lastimado, estabas asustada, alguien así no se merece morir
_Te amo _me dijo en voz baja para que nadie escuche
_Yo también. -no pude terminar ya que una voz nos dijo que cuando estemos listos
saltemos
Agarre de la mano a Elena y saltamos junto con Diego al lado
_Recuerden el plan _dijo Diego
Debíamos ir a la punta de la isla en el lado norte donde se encuentra el muelle, allí hay
lanchas para poder escapar.
Una vez allí, nos subimos a una lancha y arrancamos a toda velocidad, los jefes se dieron
cuenta que estábamos escapando así que comenzaron a dispararnos desde un
helicóptero, esquivando balas comenzamos a acelerar para que no nos maten hasta que a
Elena se le ocurrió la idea de lanzarles una de las granadas que llevaba la lancha y para
nuestra suerte funcionó, el helicóptero explotó y pudimos escapar tranquilamente, una vez
en nuestra ciudad pasamos rápidamente a buscar a cada uno de nuestros familiares,
Diego a su hermana ya que él no tenía padres, Elena a su madre y su padre y yo a mi
madre, una vez todos reunidos nos subimos a la camioneta de mi madre que por suerte
podían entrar muchas personas y nos dirigimos a España que era el único país más
seguro ya que era el único país donde no se aplicaba la ley de “No libertad”, cuando
llegamos nos alojamos en un departamento y allí vivimos un año hasta que ya era hora de
irme con Elena a vivir nuestra vida aparte. Y así fue como al fin pude conseguir mi libertad
y no solo eso, sino que conseguí a dos personas que se convirtieron en las personas más
importantes de mi vida.
Tres años después nos enteramos que ya cada país termino con la ley “No libertad”, ya se
restauro el mundo completamente, y esas no son las únicas noticias, tuve un hijo con

Elena al que llame Kevin, ahora soy músico y tengo mi propia banda, Elena es enfermera y
Diego escritor
Se podría decir que por fin después de tanto tiempo, volví a ser feliz.
Un consejo: “Hablá, Reí, Llorá, expresate, viajá, conocé lugares nuevos, la libertad es algo
que todos tenemos, pero no sabemos si se puede acabar tarde o temprano, hasta
entonces, se feliz, pero, sobre todo, Se libre”
Fin

Magna
Loana Ramoa

Este es un mundo donde las ciudades estaban resguardadas por los parásitos. Los
guardianes de cada estación. Cada uno de ellos, le proveía a las personas, comida, agua,
y los elementos que necesiten. Año 6000 A.C los humanos habían descubierto la energía
de Magna. Eran dependientes de ella, una energía que la conseguían desde el fondo de
las montañas. Gracias a ella, era posible la tecnología. Las calles, estaban plagadas de
botones, hologramas, y voces que te indicaban la publicidad de las tiendas, a donde
caminar, o con quien te cruzabas, es decir, tecnología pura.
Las personas que habitaban las ciudades debían consumir su dosis diaria de felicidad,
tristeza, duda, enojo y nerviosismo. A través de unos cables con parches conectados al
cerebro. Vivian en una ilusión constante. Sin estas dosis de emociones, no sentían algún
propósito de vida. Todos tenían un compañero o una compañera, pero hablarles era
imposible cuando pasaran la edad de 40. Eran colocados en unas camillas donde se les
seguía dando las dosis diarias de sentimientos, pero para controlar la población, se
realizaba este procedimiento, los mantenían en las camillas hasta que morían de forma
natural. Sus compañeros de vida, nunca notaban la tristeza de éste suceso, puesto que las
dosis de felicidad, eran aumentadas por los científicos que controlaban a todas las
poblaciones.
Los parásitos, un grupo de jóvenes, quienes eran los encargados de crear la comida a
partir de las sustancias en el aire, y de conseguir el agua desde la tierra, vivían en un
hogar. Habían aproximadamente, 6 parásitos que eran entrenados diariamente desde que
nacían hasta que morían. Su único objetivo en la vida, era complacer a los científicos y a
las poblaciones de las que estaban a cargo. Estos parásitos entrenados, también estaban
encargados de cuidar la energía de Magna real y de generar la copia artificial, que tenía las
mismas propiedades, sólo que no era extraída de la tierra y era formada en un laboratorio
que cubría aproximadamente unas 5 cuadras.
Una de los parásitos, llamada Mika, salió de su habitación con sus otras dos compañeras
para tomar el desayuno con los tres chicos que recién salían del amplio baño.

-¡Mika!- gritó Suke, su compañero. Cada parásito tenía asignado un compañero o una
compañera con la cual, realizarían los trabajos de fabricación de comida y generación de
energía de Magna.- ¿Van a ir todas a desayunar? ¿Presiento que hoy va a ser un día
extraño, de todas formas, no tengo idea por qué…pero es la primera vez que me pasa, por
eso me llama tanto la atención ¿nunca te ha pasado? Creo que estoy loco. Espera, ¿Se
puede estar loco en este mundo?
-¿Qué es lo que sentís? Sinceramente, también tengo esa sensación. Pero tampoco tengo
idea a qué se refiere esto. De todas formas, prefiero desayunar y no pensar tanto sobre
esto, me hace doler la cabeza. –Mika, con su mano, toca su cabeza en señal de dolor.
A los parásitos no se les daban dosis de emociones, porque eran muy jóvenes, y cuanto
más jóvenes, mejor. El cuidado y la generación de energía de magna, necesitaba si o si
personas puras. Sin cambios psicológicos o biológicos más que, el que son obligados a
recibir en los primeros 5 años de sus vidas, donde les realizaban pruebas de resistencia y
fuerza. Para finalizar, cada semana se les inyectaba uno de los compuestos de la energía
de Magna, así cuando ellos manejaran esta energía de jóvenes, no les produciría ningún
daño.
Como esta energía era extraída de la tierra, significaba que en algún momento se
acabaría, es por ello, que se realizaron experimentos hasta llegar a la energía artificial.
Esta energía artificial, al ser exactamente igual si hablamos de su composición, es capaz
de ser utilizada en las poblaciones para seguir disfrutando de la tecnología y todos los
beneficios que ésta les traía.
En esta composición, no debía haber ningún error, o no serviría para absolutamente nada.
-¡Ichigooooo!-dijo Kei con sus manos moviéndolas en el aire, saludando. Él era otro
parásito, uno de los 6.
-¿Kei? ¿Qué pasa?- respondió Ichigo, una de los parásitos élite, por su gran inteligencia.
- ¡Nada, solamente quería recordarte que hoy tenemos nuestra primera prueba recreando
energía de Magna! ¿No es emocionante? ¡Podremos ayudar a los adultos, y a nuestros
padres! Es decir…los científicos que nos cuidan y siempre nos dan regalos. ¿No crees que
son muy generosos con nosotros?
-Eh, no sé. Creo que son así porque somos nosotros los que debemos cuidar a los adultos
que viven en las poblaciones…Básicamente ellos dependen de nuestro trabajo, la comida
que generamos, es sólo para ellos. Probablemente es por ello que nuestros padres nos
mandan tantos regalos y nos cuidan mucho, para mantenernos felices.
En este mundo, todo depende de nosotros.
-Quizás es por eso, pero Ichigo, no me respondiste, ¿No estás emocionada por saber que
al fin, después de tanta espera y de preguntas sin responder, finalmente crearemos
energía? Tantos años de estudio, finalmente nos servirán de algo.

Ambos caminaron por el pasillo, yéndose con sus otros compañeros, emocionados porque
al fin, empezarían una nueva aventura que cambiaría sus vidas y les daría sentido.
O eso creían.
Un pitido fuerte suena en todos los teléfonos de los parásitos, una alerta grande y en rojo
se proyecta frente a ellos.
[ALERTA PARA TODAS LAS POBLACIONES]
LA ENERGÍA DE MAGNA, HA SIDO ACABADA. SE LLAMAN AL LABORATORIO A TODOS LOS
PARÁSITOS DISPONIBLES EN EL MOMENTO, LA ENERGÍA ARTIFICIAL DEBERÁ SER UTILIZADA DE
INMEDIATO. TIEMPO LÍMITE DE ENTREGA DE LA ENERGÍA: 30 MINUTOS.
Su cuidadora Nai, aparece corriendo desde la puerta principal, donde les indica que deben
subir a la nave ahora mismo, porque no quedaba tiempo. La energía de Magna estaba
programada para acabarse en unos 5000 años. No antes, pero un problema en la base,
arruinó los planes, y la energía suplente debía ser utilizada.
Los parásitos no estaban preparados para recrear la energía de Magna tan rápido, mucho
menos de utilizar la que ya había. No había otra opción más que hacer bien el trabajo con
las indicaciones de los científicos y sus saberes previos. Un error en los porcentajes de
cada componente, podía producir una catástrofe.
Un viaje por el aire de menos de 1 minuto, los llevó hasta el laboratorio, donde todos los
científicos los recibieron con nervios, apuro y necesidad. Todos los parásitos subieron por
un ascensor hasta el punto más alto del laboratorio. Era ahí donde la energía artificial
debía ser creada. El tiempo pasaba, tenían 25 minutos para poder devolver energía a las
poblaciones, si no lo hacían, la comida, el agua, y la electricidad, desaparecerían por
completo.
Todos estaban en sus posiciones, con las jeringas, los compuestos y los guantes sobre la
mesa. Todo en una línea recta, unos tubos en el medio de la mesa con una dirección que
daba hacia el suelo, dejaba ver un poco de la energía artificial que los científicos fueron
capaces de crear hasta el momento. Los nervios se sentían por el aire.
Mike, era uno de los parásitos más nerviosos. Sabía que una duda sobre qué colocar,
arruinaría todo, por ello, decidió preguntarle a Ichigo qué había que colocar primero,
olvidando que las instrucciones se las darían en un momento los científicos.
No prestó atención, y un mal movimiento de Ichigo que Mike provocó, hizo que los
compuestos, todos diferentes, difíciles de conseguir y por sobre todo, en poca cantidad de
cada uno, cayeran. Toda esa cantidad se utilizaría ahora, que abastecería a las
poblaciones con energía por milenios. Hasta que el humano encuentre una nueva forma de
conseguir energía. Las jeringas y varios guantes, también cayeron por el tubo, en la misma
dirección que los compuestos

Todo había quedado en silencio, los científicos y los parásitos, veían como lentamente
caían los objetos por el tubo hasta la poca energía que quedaba.
Ahora, estaba contaminada, no podía ser utilizada porque la composición había cambiado.
La energía, que tenía forma de una masa espesa y brillosa, dejó de tener su color naranja
natural, para convertirse en negro y sólido. Inutilizable.
Un pitido volvió a sonar, todas las ventanas del laboratorio, mostraron una alerta que
indicaba que era necesaria energía en las poblaciones, pero era imposible obtenerla,
porque la poca que había, fue contaminada, y sin los compuestos que faltaban, era
imposible crearla.
Las poblaciones, habían dejado de tener electricidad, los lugares de fabricación de comida,
estaban siendo inservibles porque absolutamente nada podía ser logrado sin la energía
requerida.
Se escuchaban los gritos de los adultos, las poblaciones se apagaban, los parásitos y los
científicos, quedaron boquiabiertos. Por un error, todas las personas en las poblaciones, no
tenían el futuro esperado.
No había electricidad, no había absolutamente nada. Los científicos todavía no se habían
tomado el tiempo de buscar otra fuente de energía. Creían que nada malo pasaría. Que
todo estaba controlado. Se acababan de perder generaciones y generaciones del futuro,
capaces de avanzar mucho más con la tecnología. Ahora, si había alguna esperanza, el
mundo empezaría de nuevo, sin dosis de emociones, sin hologramas, como si nada
hubiese sido creado, inventado. Empezar desde el principio, sin conocer la energía de
Magna, dejando todo atrás como historias que se las contarán a los niños pequeños.
Todo cambia en un abrir y cerrar de ojos.
Y así también, lo hace el mundo.
Fin

The Ocean
Candela Ulloga

Una tarde de abril de l2350 estaba sentada en el escritorio del laboratorio de mi padre en el
medio del mar. Aburrida como nunca empecé a curiosear por internet y una noticia de New
York Times me llamo la atención ya que se trataba del tema en el que me había recibido,
biología marina. La nota se trataba de la contaminación que era encontrada en el océano
alrededor del todo el planeta tierra, algo que no era nuevo para los humanos, siempre
destruyéndolo todo incluso después de la tercer guerra mundial que hubo, no aprendían
más. Indignada llame a mi padre y me contesto rápidamente y le dije que en un par de

semanas le enviaba por mail el “Proyecto de CERO CONTAMINACION EN AGUAS
ABIERTAS”.
Para mi suerte no fue mucho lio llevarlo al gobierno así era aprobado ya que mi padre era
el mayor inversionista que tenía nuestro país. Semanas después ya aceptado el proyecto
me puse en labor de ir a recorrer las zonas cercanas en mi mini submarino algo habitual en
mi rutina, de paso iba a visitar a las ballenas que habían tenido crías hace días.
Estaba todo en su lugar, no captaba ninguna señal rara ni algo por el estilo, empecé a
descender y cuando iba bajando más basura, de todo lo que alguno se podría imaginar,
enojada con los humanos seguí descendiendo más aun hasta que me topé con una
superficie de una capa blanca, helada según mis sensores. Sorprendida seguí bajándome
arriesgando mi vida.
Al levantarme vi mi aire y había bajado un 25%, por eso me había desmayado por unos
minutos. Empecé a recorrer el terreno extraño y empecé a ver luces y estructuras gigantes
y me quede muy impactada por que parecía literalmente una ciudad bajo el agua, un
mundo al revés.
Salí del mini submarino y comencé a nadar y me quede asombrada ya que había gravedad
por lo tanto podía caminar como si estuviese en la calle.
Me cruce a alguien y le hable pensando que me iba a responder, y así lo hice de la misma
forma que lo haría un humano, hasta que se dio cuenta que no era perteneciente a su
mundo y se puso a la defensiva por lo cual fuimos a un lugar a parte de toda la gente y
empezamos a hablar.
Me conto que ellos tenían una teoría; el océano era su dios y al haber tanta basura
proveniente de nuestro mundo ellos pensaban que OCEAN los estaba castigando de tal
manera que iba a cubrir su mundo en basura extramarreste. Cuadraba todo muy bien con
lo que estaba pasando, pero lo más triste de esto era que el único en la calle era él ya que
los demás se habían ido a su hogar a separar basura por horas.
Era la única persona que pensaba, sentía y transmitía emociones, al fin y al cabo me lleve
una decepción más al saber que nosotros les estábamos haciendo mal a otro mundo.
Pero si te pones a pensar ellos estaban siglos más avanzados a nosotros, y solo vivían
para un dios que los destruía, además de estar sometidos al trabajo no los paraban de
consumir nunca.
Fin

Un viaje de ida
Chiara Sandín

-No puedo creer que el presidente deje que esto pase, es inaceptable. ¡Que alguien me
explique! -grito la vicepresidenta de la Argentina.
-Yo tampoco lo puedo creer. Nos quiere ver muertos este viejo. -exclamo el secretario de la
casa rosada.
-Para colmo tenía que unir con los chinos psicóticos, que lo único que quieren es que todos
mueran-Dijo Aurora, la vicepresidenta.
Al cabo de un rato aparece el presidente para avisarles que la central nuclear había sido
instalada correctamente.
-Viejo idiota, como pudo dejar que esto pase! ¡Psicótico! - Aurora no pudo aguantar y le
dijo lo que de verdad quería decirle.
-Aurora, no puedo permitir que usted me trate como lo ha hecho. Lamento decirle que será
despedida en cuanto llegue su remplazo. Para que no se asombre cuando lo vea llegar,
quiero informar que es Hui Ying, el hijo del presidente de China. Llegaran mañana, yo le
recomendaría que empiece a juntar sus cosas.
Aurora le dijo, que si el decidía arruinar a todo la Argentina, que se haga cargo cuando vea
las consecuencias, y que cuando eso pase ella va a estar ahí para que él le diga que tenía
razón, pero que ya va a ser tarde.
Seis años más tarde, las dudas comenzaron a aparecer. El presidente se comenzó a
preguntar, si en verdad estuvo bien.
En la zona comenzaron a aparecer casos de bebes recién nacidos con deformidades o con
problemas pulmonares o del corazón.
Aurora, luego de que la despidan, tuvo un sueño en donde su padre fallecido le decía que
tendría que hacer una máquina en donde entren muchísimas personas, por si algo pasaba
en la central nuclear. En donde todas las personas posibles puedan estar a salvo.
Al despertarse ella recordó el sueño y decidió buscar voluntarios, los primeros que se le
vinieron a la mente eran los de la NASA.
Cuando la gente de la NASA se enteró de la situación a la que estaban por enfrentarse,
ninguno dijo que no y todos empezaron a armar planos y a buscar materiales que sirvan
para fabricar la nave. Pero eso no fue lo único que crearon. Ya que la nave solo tenía lugar
para 10.450 personas para que vivan durante 7 años, que era lo que se calculaba que la
radiación afectaría, tuvieron que crear un tipo de bunker en el cual se estipulaba que en
cada uno entrarías al menos 10 personas. Los mismos fueron ubicados cada 3km de
distancia.

Dos años después de que Aurora tuviera aquel sueño, por la televisión pasaron una noticia
en la cual advertían la explosión de la central nuclear, por lo cual pedían a todas las
personas que vivían cerca de la ciudad debían irse lo antes posible para que la radiación
no los siga afectando.
-Miguel avisa ya a todas las personas que más puedan que se apresuren en venir aquí,
dentro de 24 horas será nuestro despegue, controle que todo esté en orden, ¡YA!
-Como usted diga.
Aurora estaba sumamente preocupada a lo que decidió hacer un aviso en la tele,
advirtiendo que debían acercarse a la actual NASA lo antes posible, para poder ser
llevados a la nave o bunkers, los cuales estaban equipados con agua, comida y todo lo
necesario para vivir.
Pasaron 20 horas y en la NASA se encontraban 10.001 personas, por lo que hicieron otro
anuncio para que sigan asistiendo personas a embarcar, ya que solo faltaban 4 horas para
el despegue. Aurora miro todo y se aseguró que este todo en orden, al comprobar que todo
estaba bien, empezó a guiar a todas las personas hacia la parte de embarque.
En la radio se escuchó: -Noticia de última hora, el despegue será dentro de 120 minutos,
repito, el despegue será dentro de 120 minutos, estén listos-.
Pasaron 1 hora y media, y ya todos estaban embarcados y listos para despegar en cuanto
de repente se escucha mediante un radio: - ¡Auxilio, por favor, mi hijo está muy mal, por
favor esperen, no salgan, llévenselo, y cúrenlo por favor, se los ruego!
Aurora pensó en no abrir las puertas, pero luego imagino que si fuera su hijo ella quisiera
que este a salvo entonces salió corriendo a rescatarlos y les dijo que si no llegaba que se
fueran que no la esperen.
Al llegar abajo se encontró con un nene todo mal herido, su primer instinto fue tomarle las
pulsaciones para ver si seguía vivo, lo alzo en brazos y corrió lo más rápido que pudo
hasta la nave. Al entrar lo llevo a enfermería y comenzó a curarlo. Lo ató para que con las
turbulencias no le sucediera nada, y salió corriendo hacia su lugar.
Pero al correr no se dio cuenta que la aceleración de la nave provocó que los dos guardias
se desmayaran y no cerraran correctamente la puerta, lo cual provoco una fuga de
oxígeno.
Al entrar a la estratosfera a todos se le empezó a bajar la presión. Aurora salió corriendo y
se encontró con las puertas abiertas y rápidamente las cerró.
Unos años más tarde, Aurora se dio cuenta que les faltaría mucho oxígeno para poder
sobrevivir tantos años. Sin saber qué hacer y con una decisión media repentina, decidió
contárselo a Miguel. Entre tantas idas y vueltas, la decisión que tomo Aurora fue buscar
una droga que durmiera a los pasajeros, la cual les diera una muerte rápida y sin dolor.

Miguel hizo lo que le ordenaron y Aurora fue en busca de un grupo de 400 personas.
Se encontraron en un salón muy distanciado al resto y comenzaron a repartir las píldoras,
con la mentira de que eran vitaminas. Al cabo de unos segundos, se fueron desvaneciendo
1 por 1
-Que conste que yo no estaba de acuerdo con esto- Dijo Miguel.
-Era necesario, no podíamos sobrevivir si no lo hacíamos.
-Entre Roberto y tú no sé quién de los dos es más asesino.

Fin

Utopía
Pamela Williams

Narrador: Mel.
El cielo grisáceo inundaba cualquier parte del mundo. 
Las personas grises caminaban a coordinación, con mirada alta. Desde mi perspectiva,
podía jurar que todos pensaban exactamente igual, nadie parecía equivocarse en ningún
paso, nadie se tropezaba, nadie respiraba de más, nadie giraba la cabeza, nadie hablaba.
Las personas de color, como yo, nos sentíamos totalmente excluidas de este sistema; y a
veces no solo era el sentimiento, era la plena realidad.
Lo digo que yo, quien fue criada, o quién creció rodeada de personas grises, y pasaba
desapercibida como una. 
Vivir era un infierno.
Fingía todos los días: ser como el resto, pintarme de gris, hablar y pensar como uno...
sabía que un paso en falso tiraría mi mundo abajo. 
Lo sabía bien.
Llegué a mi casa, analizando la situación, titubee en entrar o no. Desde que mis padres se
enteraron que soy una persona de color todo cambió, entre ellos y yo solo hay una gran
marea de ruinas, por mi parte, ruinas e interminables punzadas en el pecho. Cada vez que
cruzaba la puerta podía recordar con exactitud cada golpe, cada paliza, cada vez que
hicieron que me sienta más que sucia, más que... muerta. Todas esas pesadillas que se
volvieron realidades, pasaban como una golpiza para mí.

No había nadie en casa hoy. 
Nunca había nadie.
Ya no...
Pero yo sentía como si hubiese millones de ellas.

*RECUERDO*:
Una patada resonó contra mi puerta haciéndome sobre saltar.
Solté el lápiz de golpe mirando a mi tío, quién se encontraba inhalando y exhalando como
si no pudiese respirar, rojo, más que una persona parecía un monstruo. 
Hoy era una de esas noches que papá tomaría hasta quedar inconsciente, suele hacerlo
desde el cambio brusco de la sociedad. Haciendo que yo quede al cuidado de mi tío.
Aunque el también compraba una caja entera de cervezas, siendo la ocasión perfecta para
encerrarme en mi habitación, en mi mundo, y tranquilizar mis alocados pensamientos. 
Por eso la puerta estaba cerrada, yo dada vueltas concentrada en los garabatos que otros
llamaban "dibujos", observando al lápiz dar vueltas en un mismo eje. 
Temblé, no entendía que estaba pasando, por qué él estaba así. Un nudo en mi estómago
comenzaba a formarse a medida que los eternos segundos pasaban, al parecer él era el
único que quedaba en casa por el resto del día, mis pensamientos intentaban ordenarse,
su rostro estaba ahí, no existía ninguna reacción de mi parte, parecía una eterna pausa. 
Se acercó con pasos largos tomándome de los pelos, me tiró al piso. Estaba por
levantarme cuando sentí varias patadas en mis costillas, intenté hacerme bolita, como acto
de defensa, intentando que el dolor parara. 
"Mi sobrina no será ninguna marimacha, no será parte del arcoíris", "Eres un asco al igual
que todos ellos" "¿Cómo puedes hacerlo esto a tu papá, a tu familia?" la voz le había
cambiado completamente, intente reincorporarme de a poco "Una mujer te ha parido, y
todos nos hemos roto la espalda para que nos pagues así... ¡Para que seas una
marimacha de mierda!" intenté voltearme, mirarlo, sin embargo, apenas sucedió, una
bofetada impactó en mi cachete. 
"Tío..." rogué, mi voz salía baja, apagada, dolida. 
Él se acercó peligrosamente a mí. "Antes de eso..." su voz parecía robótica, la de una
persona gris transformada, me miraba como si fuese un objeto. Comenzó a desabrocharse
el cinturón del pantalón, no tuve que pensármelo dos veces, aproveche la acción para
empujarlo e intentar salir corriendo de allí. La ansiedad en el pecho me hacía doler, sabía
que tenía algunos minutos antes de que logre pararse, tiempo para llamar a la policía,
quizá. Busqué un teléfono en la habitación y llamé. Eché a correr a penas sentí los pasos
de él detrás mío. 

Quise bajar las escaleras de dos en dos, pero él fue más rápido y me volvió a tomar de los
pelos: "¡No iras a ningún lado! ¡Eres una puta!" mi tío estrelló mi cabeza contra la pared
varías veces, para luego dejarme caer por las escaleras. Llegué al primer piso, sintiendo
que cualquier cosa abandonaba mi cuerpo, y por más que quise levantarme, no pude.
Se subió a horcajadas mía, murmuró algo, pero estaba demasiado mal para entender que
sucedía, que decía. Estaba sobre mí, me sentía asquerosa. Me manoseaba, me apretaba.
No tenía piedad. 
Resultó imposible. 
Solo recuerdo estar llorando de verdad, él no paraba de hacerlo, y yo no podía parar de
suplicar que parara. Todos esos miles de moretones se hicieron presentes.
Él nunca se detuvo.
*FIN DEL RECUERDO*

Aquel recuerdo se estrelló contra mí como una patada, la violencia física nunca se iba a
comparar con todos esos recuerdos. 
Me maree por tanto, me caí y empecé a temblar. Las lágrimas caían hasta ahogarme,
hasta que comenzara a hipar y sollozar. El miedo se apoderaba completamente de mí y ya
no me era posible ver.

Las personas grises no tenían idea de lo que era ser de color.
♡♡♡
Narrador: Fiorella
Cuando naces, inmediatamente te llevan al departamento gris y te programan para que
actúes como todos, para que pienses igual que todos. El sistema gris es nada más y nada
menos que "el plan social perfecto", donde no hay desigualdad, donde el físico o el género
no importan, donde si tu gris corazón te dice que deseas ser esto, lo puedes ser sin ningún
problema, donde si te gusta alguien hay un 90% de probabilidades de que ese sea el
"amor de tu vida" y termine ahí. No hay robos, no hay criminales, no hay monstruos ni mal.
O al menos no hay nada de eso para las personas grises. 
El departamento gris tiene una sola función, programarte para el resto de tu vida. Hacer
que encajes y tengas tu vida resuelta desde el momento en el que naces, hasta que
mueres. Y por supuesto que tus padres, para tu fortuna, no interfieren en ello. 
Solo extraen los mejor de cada uno de nosotros para componer nuestro cerebro y nos
dejan crecer a base de lo que nuestra limpia alma desea. Y ese es el problema. El sistema

funciona en base a lo que nuestra alma y corazón desean, libres de cualquier mal, lo que
sin perturbarnos nos hace ser. 
Y lamentablemente, mi alma fue una de las tantas que se negó a ser gris. 
Algunos padres aceptan el arcoíris desde el primer momento, como un regalo. Otros lo
ocultan y prefieren encerrar la realidad en algún lugar lejos, en lo más hondo de su
memoria quizá, esperando a que un día los colores mueran y se forme el gris. 
Siempre pensé que el sistema había tenido fallas, y ahora las veo. 
Las personas grises no toleran lo diferente. 
Ojalá pudiesen entender, que los colores no mueren, ni se decoloran, al contrario, solo se
hacen más brillantes. 
Descubrí esto último cuando pasaba por el barrio gris 1504. 
Mi mirada se posó en quién parecía haberse perdido en sus pensamientos al abrir la
puerta de su casa, en quién ahora caía suavemente al piso, de rodillas. Noté que a pesar
de la triste aura, su cabeza nunca se había agachado.
En ese instante pude observar que era una persona del arcoíris, de otra manera: ¿por qué
estaría llorando? Las personas grises son felices todo el tiempo, llevan una vida perfecta,
¿quién más lloraría?
Solo una persona de color tiene sentimientos reales.
Solo una persona que forma parte del arcoíris sabría lo que es sufrir a base de luces.
Tuve que pensar dos veces en si acercarme o no. Podría ser cualquier cosa, además, si
me arriesgaba y alguien justo pasaba notaría que soy de color, ¿por qué una persona gris
notaría que algo anda mal?, ¿por qué una persona gris vería a alguien triste? Ellos ni
siquiera sabían el significado de tristeza. 
Mi corazón me lo rogaba: los sentimientos buenos que en algún momento salieron más allá
de lo humanamente comprendido, me reclamaban ayudar. Me rogaban darle mi mano.
La ansiedad empezó a hacerse presente, la presión en mi espalda se hizo grande y el
nerviosismo ya se hacía notar en mis manos. Todo esto solo hacía más que evidente que
yo no era alguien normal.
Me acerqué lentamente. No había dudado en acercarme luego de poder ordenar bien mis
pensamientos.
-Hey...- murmuré. La persona, que para esta distancia identifiqué como una chica, se
asustó al punto qué cayó al piso, y me miro con los ojos abiertos. -¡Tranquila! ¡N-No voy a
hacerte daño!- Ambas nos quedamos mirando. En mi vida había estado cerca de una
persona de la misma élite que yo, de la misma aura. -T-Te vi un poco triste... y... yo sólo...-

me relamí los labios intentando encontrar la forma de decirle que solo estaba escuchando
a mi corazón, haciendo demasiado obvio que soy de color.
-... Sos... ¿Sos de color?- un silencio incómodo inundó todo el área. -Tu corazón late- se
acercó descaradamente a mí. Y tal como lo había dicho, mi corazón latía. -Sos de color-
sus ojos se iluminaron al ver mi pecho, seguí su mirada, quedándome como estatua al ver
el color celeste sobre pasar los límites, la luz se hacía presente en cada latido.
Resplandecía.
-¿Por qué estás triste?- Decidí ignorar el tema, o al menos no dar giros y volver a la razón
por la que estaba allí. Ella por otro lado me miró sin comprender. -Triste- reafirmé, pero no
parecía lograr entender a qué me refería. -¿No sabes el significado de estar triste?- ella
negó, sus ojos aún estaban lagrimosos, su mirada aun temblaba y suplicaba ayuda. -Es...
es eso que te provocaba las lágrimas- dije sin darle demasiadas vueltas, intentando
entender como realmente se describía un sentimiento, o cómo hacerlo correctamente.
 Me sentí un poco avergonzada de mi misma por tal definición. 
Ella miró al piso, asintiendo, asimilando. -Es un sentimiento.- Titubee. En el momento que
la vi tener un escalofrío, supe que los únicos sentimientos que probablemente ella conocía
eran la ira, furia, ansiedad, desesperación y confusión, quizás algunos más que solo
aludirían al sentido de lo negativo.
-¿Podrías... decirme qué pasa?- sus ojos se centraron en los míos. 
Y de igual manera.
Temblé.
Porque eso podían hacer las personas de color.
Transmitir pensamientos, recuerdos y sentimientos, con una simple mirada.
Ese era nuestro don.
La miré con los lagrimosos y la abracé. Su corazón latió, latió de color morado, un morado
precioso. 
Se escondió en mis brazos, buscando refugio. Me di la libertad de observar sus brazos
repletos de moretones, al igual que sus manos. La remera, que se le subía un poco, dejaba
ver parte de su espalda y así revelando otros moretones. Ella simplemente era más un
moretón que persona. 
La sentí volver a temblar, sentí su corazón latir a la sincronización del resplandeciente
color y me pregunté por qué las personas que podíamos sentir, las personas que teníamos
la capacidad de pensar por nosotros mismos y no por un sistema éramos los que menos
recibían, los que éramos condenados a sufrir y a ser privados de la paz mundial que tanto
se había luchado por conseguir. ¿Por qué la gente siempre tenía que ser mala en algún
punto? ¿Y por qué otros teníamos que pagar por ello?

-Hagamos una cosa- dije, separándola un poco de mí. Ella lloraba silenciosamente, mi
corazón se encogía al recordar por lo que ella había pasado. -Cuando cuente hasta tres,
olvidarás todo lo malo que viviste, ¿sí?- se quedó en silencio, parecía intentar descifrar el
real sentido, o significado, de mis palabras.
 -¿Me crees?- ella asintió rápidamente. -Entonces, de ser así... uno... dos- mi voz era un
susurro, es imposible de explicar la manera en la que me miraba, me hacía dudar de si
esto era fantasía o realidad -tres- ella esbozó una pequeña sonrisa y me abrazó.
-Gracias- susurró débilmente.
La hice pararse y la acompañé hasta su habitación. 
El ambiente allí era pesado. Todo ese lugar era nada más y nada menos que un crimen;
había dejado de ser un hogar hace mucho tiempo. 
Se sobre entendía el grado de destrucción al que había sido sometido por quiénes juraron
alguna vez de corazón hacer del mundo un lugar mejor, había sido destruido por quiénes
se colocaron una mano en el pecho, y prometieron a los cuatro vientos hacer de la paz una
realidad y no una simple leyenda del montón. 
Quienes prometieron, juraron y gritaron en el nombre de la paz, habían destrozado
completamente el corazón de una chica, y seguramente el de varias más, en todos sus
sentidos.
Esta solo era otra prueba de que programar a una persona desde el momento en el que
nace era un error. 
Programar a una persona era un error.
Una muy clara prueba de que el sistema que se había llevado a cabo mundialmente era un
gigantesco error.
Recosté a la chica en su cama, ella me observaba con ojos suplicantes, entendí entonces
que aún no quería que me vaya.
-¿Cuando vuelven?- me atreví a preguntar.
-Tal vez nunca.- murmuró. Hizo una pausa, miro su colchón, y luego volvió a mirarme -
Papá y mi tío desaparecieron junto a la policía y mamá, luego de enterarse, no volvió a
aparecerse por casa- abrí la boca intentando decir algo -Dijo que no quería volver a
verme...Intenté- habló rápido -intenté detenerla, pero ella se volvió hacía mí y dijo... "¿Es
que no lo entiendes? ¿O acaso fumarte tantos colores te volvió tonta?"- no podía dar
crédito a lo que estaba escuchando. ¿Esto era realmente real? ¿Cómo una madre, con
supuestamente, lo mejor de su alma y corazón a tope… ¿Podría decir algo cómo eso?
¿Cómo? Su mirada estaba apagada, no lloraba, no sonreía, ni siquiera parecía dolida,
simplemente estaba ahí, como si lo que acabase de contar fue que se comió una naranja. 
-Entonces estás sola- murmuré, y ella asintió, dando un largo suspiro.
-Solo yo y los recuerdos.
 Entendí entonces que en ese lugar no había solo una persona, eran ella, y los traumas
que amenazaban jamás ser  curados.

Días después, se me había hecho costumbre visitarla todas las noches, con la intención de
verificar que este bien, que siga viva, que no sienta que estaba tan sola o que solo la
oscuridad la acompañaba. 
Logré hablar de varias cosas con ella, por ejemplo, su nombre era Mel. También, a medida
que más hablaba con ella, más me daba cuenta de lo rota que estaba.
-¿Quién te hizo esos moretones?- Mel formó una línea con su boca.
-Hay personas que saben de mí- susurró. -Me buscan siempre que pueden y me golpean.
-¿Personas grises?- asiente lentamente y bebe un sorbo del café recién preparado. Ella se
mantenía perdida, mirando algún punto fijo de por ahí.
-Dios dijo amen.- hablé, llamando su atención. -Creo que la gente, quién no sabía escribir
en su momento, se confundió poniendo esa tilde. Tal vez todo este tiempo, Dios
simplemente quiso decir "Amen".
-¿Amen?- la miro.
-Amar.
-¿Qué es amar?
-Querer de una manera más fuerte y pura. 
-¿Y qué es querer?- me reí bajito. 
-Uhm, cuando tu corazón empieza a latir fuerte por una persona, y sientes la necesidad de
cuidarla, estar con ella, te hace feliz y vos esperas hacer lo mismo por ella.
-U-Uhm. - miró hacia abajo. -Entonces siento que ..quer..- se paró así misma intentando
procesar sus palabras- siento querimiento por vos- Me quede embobada mirándola, para
luego comenzar a reír. Se me hacía demasiado tierna.
-¿Quisiste decir que me quieres?
-Sí.
-Yo también te quiero Mel- volví a reí bajito, sonrojada. Mi corazón latía alumbrado la
habitación. Escuché una risita proveniente de Mel que me hizo voltear, ella parecía reír
hacía un punto bajo. -¿Qué pasa?
-Mi corazón también late cuando el tuyo lo hace.- suspira y sonríe. -Creo que es felicidad. 
Mi corazón se aceleró de golpe. Era una sensación nueva, de la que había leído y
escuchado, de la que decía pasar cada cierto tiempo, pero de las que solo las personas
grises juraban conocer.
Nunca sentí nada más real que eso.
Mel puso una mano en mi pecho. -Puedo sentir tus latidos- dijo con la boca entre abierta. -
Son... ¿son por mi?- asentí. Ella sonrió -Es como si... yo fuese su motor de vida, por el

hecho de que late por mí, digo- se sonrojó y bajó la mirada. -Vos sos mi motor de vida-
murmuró.
Y no pude sentir más ganas de protegerla.
Narrador: Mel.
*RECUERDO*
Varios chicos se colocaban adelante mío, hablaban, pero yo realmente no escuchaba que
estaban diciendo. 
Me sentaron sobre el mini banco que el club deportivo ofrecía, y comenzaron a golpearme. 
Mientras ellos lo hacían, me preguntaba si eran conscientes de que yo estaba sangrando.
Sangraba.
¿Eso no me hacía humana? ¿No era suficiente? 
Miraba sus ojos, inundados de odio y asco. ¿Por qué odio? ¿Ser gris no te hacía ser feliz
completamente? 
Qué envidia. 
Yo jamás había entendido el significado de felicidad.
Otra golpiza.
Mi ojo derecho tenía un gran moretón rosado. Mi cachete estaba sonrojado, parecía más
maquillaje que un moretón verdadero. Sus golpes daban a entender que no sabían pelear,
y que por eso las marcas en mi piel parecían todo menos un moretón verdadero. 
Mi nariz empezó a sangrar y mi labio se hinchó al punto de terminar igual que mi nariz,
parecía que yo lo había lastimado por haberlo mordido.
Hubiese preferido que así fuera.
Uno de sus golpes me hizo escupir sangre. Tirándome al piso para retorcerme del dolor.
Y eso era todo.
Retorcerme.
Porque en ningún momento intenté frenarlos.
Sus golpes se transformaron en patadas.
Ahora me dolía agacharme, incluso caminar era pesado, sentía todos esos golpes por todo
mi cuerpo.
El odio estaba reflejado en cada sector. Aludiendo a la pena. 
Y al mirarme al espejo no podía evitar llorar, mi cuerpo me daba asco, a pesar de que
estaba rodeado de moretones, yo podía ver más allá.
Las manos de mi tío perturbando mi inocencia.
Todas esas burlas, esos roncos gemidos. 
Me sentía tan sucia. 
Me preguntaba... si la muerte podría ser peor que esto.

*FIN DEL RECUERDO*
Me desperté llorando, hiperventilando ante todos los recuerdos. Mi respiración era
incontrolable y un ataque de ansiedad amenazaba con presentarse. Mi vista era borrosa y

no podía distinguir ningún ruido. Mi cabeza daba vueltas e intente agarrarme de algo,
apenas sostuve ese algo, mi vista se aclaró dejando ver a una preocupada Fiorella.
-¿Mel? ¿Mel qué pasa?- sonaba alarmada, sus ojos estaban a punto de explotar en
lagrimas de desesperación.
-¿F-Fio?- tartamudeé. Una oleada de alivio se abalanzó hacía mi. Comencé a llorar
demasiado fuerte, ella me abrazó. 
-Ya... ya pasó... todo está bien- susurró en mi oído, tranquilizándome, dándome seguridad
para volver a dormir. Suspiré.
Ahí entre sus brazos, me sentía en casa. 
Aun entre sueños. Pude sentirla acariciando mi pelo.
En ese momento, entendí el significado de querer.
Ese significado que nunca antes nadie me había demostrado de una manera tan sincera,
tan linda.
Me había sentido tan sola antes de tenerla, así que ella era como un ángel. 
Antes, nunca había entendido como realmente funcionaba este mundo, me sentía tan
muerta y abandonada que me era imposible entender algo más allá del mundo gris. No
podía aguantar más, la confusión era muy grande para mí.  Todo lo malo me había
distorsionado cualquier realidad, haciéndome sentir que no podía hacer nada. 
Tenía tanto miedo de vivir.
Pero ahí estaba ella, ¿cómo no querer vivir teniendo un ángel como ella cuidándome? 
"Me das ganas de vivir, Fio", pensé. Mi corazón latía: los colores se hacían presentes.
Sentí el suspiro de Fiorella.
No creo que se haya dado cuenta pero está salvando mi vida. 
Fiorella se acomodó delicadamente, a pesar de que yo estaba despierta, me esforcé en
hacerme la dormida, puedo asegurar que ha sido la mejor decisión que he tomado en
mucho tiempo.
Fio me acomodó en sus brazos de una manera en la que, si hubiese estado realmente
dormida, no me hubiese despertado. Ella me estaba dando el calor que en mi vida había
sentido, después de tanto invierno, después de tanto frío sin calefacción y sin mantas
abrigadas, un abrazo no venía mal. 
-Te quiero- me atreví a decir. Aun sin verla, sabía que ella sonreía.
-Te quiero más, Mel- dio un beso en mi cabeza, me acomodé en sus brazos.
Y dormí.

Dormí como nunca antes.
 En ese momento, en el calor de sus brazos, escuchando los latidos de su corazón, pude
jurar haber conocido la felicidad.
Una felicidad que ninguna persona gris podría conocer.
Ahí, en sus brazos, note porque las personas grises nos odiaban tanto: y es que ellos
jamás podrían sentir como yo. Su corazón nunca podría latir como el mío.
Alcé un poco la cabeza, depositando un corto beso en sus labios, tomándola finalmente de
la mano.
-¿M-Mel?
-Gracias por enseñarme que se siente amar, con colores y no con un aburrido gris.

Porque a veces la utopía
 es la distopía de otros, 
porque a veces la distopía 
es la utopía de otros.
Y porque siempre que estoy con vos
sé que la utopía 
no tiene ningún lado malo en realidad. 
Gracias. 
~
Carta de Fiorella hacía el Departamento Gris.
Su deseada utopía se ha vuelto una temida distopía.
Su egoísmo ha acabado con el corazón de muchas personas, se han puesto a pensar en
la paz entre países y ciertas condiciones y no en la de las personas.
Me temo que ustedes son los peores monstruos existentes, van más allá de lo
humanamente conocido. Transformando cualquier utopía en desastre.
Acá no hay paz, hay desastre, las personas grises buscan algo malo en su vida porque la
perfección es demasiado agobiante.
La respuesta no es programar a las personas, es dejarlas ser, sin ser juzgadas, sin
maltrato, sin nada a cambio.
Dejen vivir, no morir.
Sinceramente,
Fiorella.
Fin

La odisea de no volver

Ezequiel Artero

¿Las cosas pasan por algo no? Se dice que el mundo constantemente cambia y uno tiene
que aprender a aceptar, hay veces en las que nos permitimos conocer a personas que en
verdad conocíamos y el tiempo nos llevó a borrarlas.
Mi nombre es Sara, pase toda mi vida mudándome de pueblo en pueblo, nunca creí que
permaneciera en uno demasiado tiempo.
Con mi familia siempre viajábamos a todos lados intentando adaptarnos pero de costumbre
nos mudábamos por el tema de sentirme excluida y no tener amigas, esta es la excepción.
Ingresé en un nuevo colegio en el cual conocí a varias compañeras que se fueron
convirtiendo en mis amigas. Luego de un par de meses ya me siento incluida en el grupo.
Hoy me invitaron a mi primera salida al cine, pero sé que mi mamá no me dejará. También
conocí al chico nuevo, no sé muy bien su nombre, mejor dicho no sé ni siquiera su edad,
en realidad no sé nada de él, solo que es muy apuesto y va a mi clase.
Con suerte lo veré mañana en la clase de teatro, y lo integraré en el grupo, o tal vez le
pregunte si quiere comer con nosotras, lo importante es que mañana tengo que animarme
a hablarle.
Ya es martes y necesito concentrarme en mis clases pero la verdad es que estoy
enamorada, me quiero casar con él.
Hoy es viernes y ya se acerca el fin de semana, todos iremos a una fiesta en la playa y él
sin falta tendrá que ir, esto le ayudara a integrarse en el curso.
Pasaron los días y al fin me anime a hablarle, me sentí aterrada, pero a fin de cuentas él
es nuevo y no tengo nada que perder, tan mal no podría salir.
Nos fuimos conociendo, cada vez teníamos más cosas en común, este año nos tocaron
grandes experiencias, viajes, excursiones, etc. Con el tiempo nos fuimos haciendo amigos,
y se creó un vínculo que era inseparable. Me enamore de él, pero éramos amigos y no
estaba bien sentir eso, paso mucho tiempo en el que compartimos todo, estábamos todas
las mañanas juntos y siempre nos apoyábamos mutuamente.
Pasaron los años y nos fuimos distanciando, ya no éramos tan unidos y nos escribíamos
cada tanto, eso me dolió mucho pero creo que fue lo mejor para los dos.
Me llamo Facundo, vivo en este pueblo desde los 5 años y la mayor parte de mi vida la
pase cambiándome de colegio por el tema de mi comportamiento ya que me metía en
muchas peleas. Hoy me mandaron a un nuevo colegio en el cual me decidí por dejar de
lado las peleas y poner atención a mis estudios. Es mi último año, todavía no me he
decidido que quiero estudiar, recorrí muchas universidades el año pasado y ninguna me
gusto.
Creo que mi corazón volvió a latir, entré a mi nueva aula y vi a una chica que hizo que me
ponga tan nervioso a tal grado de tartamudear, no sé muy bien por qué pero... Supongo
que me gusta aunque no la conozca.
Pasó un largo tiempo hasta que me acostumbré, fue difícil, pero Sara me ayudo a
integrarme.
Este es mi momento de invitarla a salir, yo sé que ella está enamorada de mi o eso fue lo
que escuche ya que los rumores aquí corren rápido, tengo que tomar coraje y animarme
pero no puedo, mi cabeza me juega malas jugadas, hace que me ilusione y lo arruine todo,
además soy tímido así que supongo que me quedaré con las ganas.
Ya llegó, esta noche está nuestra fiesta de egresados, es la última noche que veré a mis
compañeros, todos ellos se irán a otros países, conseguirán trabajo y nunca más volverán

a este pueblo. Tengo miedo de quedarme solo, en esta ciudad únicamente de estudiantes
todos saben a dónde se irán a estudiar menos yo.
Ya se me hizo de noche, me vestí elegante para la cena y con muchas expectativas de
invitarla a salir, sé que ella me considera un amigo pero yo no la veo así, siento que podría
llegar a arruinarlo todo, pero cuando la vea se lo voy a decir.
Ahí estaba ella, con su vestido de gala color rojo y ese labial oscuro que suele usar, estaba
hermosa, me acerqué y le hablé.
-Hola Sara, ¿cómo estás?-
-Hola amigo ¡qué bien que te vestiste! no sabía que ibas a venir así-
Me paralicé, al llamarme “amigo” sentí que no podía hacer más nada, pero era mi último
día y no la volvería a ver.
-Gracias, vos igual estas muy bella-
-Gracias, sos muy lindo ¿Viniste con alguien?-
-No tengo pareja así que supongo que no, y vos ¿con quién viniste?
-Vine sola, no tengo planeado estar con alguien mi último día de secundario-
-Te entiendo, aunque tenía pensado que quizás podríamos ir a tomar algo-
-Sí, vamos-
Fuimos al bar a pedir unos tragos, empezamos a hablar de nuestras vidas, en todo lo que
nos pasó durante el tiempo que no fuimos amigos, cada vez estábamos más cerca, nos
reíamos, pedimos más y más tragos y así me fue contando sobre sus relaciones
amorosas y como fracasó con cada una de ellas. Me lo preguntó a mí y no supe que
responderle, solo me había gustado una sola mujer y es la que tenia de frente haciéndome
esa pregunta tan incómoda.
-Vos me gustas-
Se me paro el tiempo, los segundos no corrían y ella estaba ahí de frente mirándome sin
saber si lo decía en broma o en verdad me había enamorado.
-¿Me lo decís de verdad?-
-Sí, me gustas desde cuarto año y nunca me he animado a decírtelo-
- Gracias por decírmelo, vos me gustaste toda la primaria pero nunca imagine que me
verías como algo más que amigos-
-Ni yo, todo esto es nuevo para mí-
Me acerque y la abrace, sentía mucho miedo de decírselo y ahora que sé que no lo tomo a
mal estoy más aliviado, nos quedamos mirándonos por horas, sus ojos me volvían loco,
estábamos cada vez un poco más cerca. La bese, ella se sorprendió pero comenzamos a
besarnos, era muy lindo, luego nos miramos y la invite a bailar, fuimos a la pista y ella se
me acerco tanto que me quede sin movimientos, cada vez más pegados. De repente ella
me dice que quiere tomar aire, así que nos fuimos al jardín, ella tenía frio y le preste mi
saco. Pasamos horas hablando, nos seguimos conociendo, ella me conto todos sus planes
de vida, que quería hacer en un futuro. La noche se fue terminando, y llego el momento de
despedirse, ese iba a ser el último día con ella.
Yo tenía auto, la lleve hasta su casa y ahí nos despedimos, ese abrazo fue el más
duradero de mi vida, me dio el último beso para que nunca me olvide de ella y se fue.
Pasaron dos años desde que la vi por última vez, se me había hecho imposible olvidarla,
paso el tiempo y nunca más volví a estar con una mujer, estaba esperando a que
regresara pero no supe de ella.

Me decidí por ir a buscarla, necesitaba verla. Todo este tiempo lo único que hice fue vagar
por las calles, conocer personas nuevas que nunca antes había visto, por eso necesitaba
encontrar a alguien que me recordara mi vida pasada.
Hoy es el día, me llevo todo un año planear este viaje, recordé aquella noche en la que me
conto sus planes de vida, sobre que iba a hacer, a donde iba a ir, todo. En cada uno de mis
sueños iba recordando detalles de esa conversación y al despertar los anotaba en un
cuaderno, llegue a la conclusión de que ella iba a hacer un viaje de odisea antes de ir a la
universidad.
Hoy es mi día de partida, iré en busca del amor de mi vida. Mire hoja por hoja todo mi
cuaderno para organizarme bien, mi primer parada fue en el cruce 74, donde ella tenía
planeado bajar a comprar provisiones para el viaje, entré a la estación de servicio y me
detuve a pensar, recordé que su comida favorita cuando viajaba era el helado, así que fui y
compre uno, cuando lo fui a pagar me dijo que era un regalo de la casa, lo cual me pareció
muy raro pero se lo agradecí y me fui. Al abrirlo me di cuenta que había una frase escrita
en su envoltura y decía “no todo es lo que parece, a veces el instinto te lleva a encontrar el
amor de tu vida”.
Me quede pensando durante horas, quizás era una señal de mi amiga, que ella siempre
quiso que la encontrara y tenía planeado dejar huellas en cada lugar, así que seguí en
viaje y confié en mi intuición.
Me dirigí al siguiente pueblo, lo recorrí por un par de horas viendo si algo me llamaba la
atención, hasta que me dio algo de sed y fui al único bar abierto un domingo por la tarde,
entré y estaba lleno, todos voltearon a verme, estoy más que seguro que es por mi
apariencia campestre. Tomé un par de tragos y al traerme el mozo la cuenta me dice que
la bebida sale 237 pesos, sentí un escalofrió repentinamente porque ese número lo había
visto en uno de mis sueños, pague la cuenta y me retire del lugar. Al llegar a la camioneta
revisé mi cuaderno y era una dirección en una ciudad que estaba a 700 kilómetros de mi
ubicación, fue una decisión difícil pero termine por emprender el viaje.
Fue un viaje largo, pare en todas las estaciones de servicio a buscar bebida y algo para
comer, me llevo muchas horas y estaba muy cansado, pare a descansar en un hotel al
costado de un restaurante, cene y pase la noche ahí mismo.
Al despertar, vi una mujer muy parecida a Sara, juraría que era ella, se estaba subiendo a
un colectivo de línea rural al costado de la estación, rápidamente me vestí y fui en su
persecución. Intente mirar para adentro del colectivo pero estaban todas las ventanillas
tapadas por cortinas así que lo seguí y en la próxima parada que hiciera iba a subir como
si fuera un pasajero.
La ruta se hacía larga, el tiempo parecía que se detenía y cada vez las horas eran más
extensas, lo seguí hasta que de pronto se orilla a un costado de la ruta y baja a unos
pasajeros, pero no estaba ella. Al llegar a una ciudad solitaria este se detiene y el chofer
se baja, apaga el motor y se va, fui corriendo y me subí por la puerta del costado que la
había dejado abierta, al ver el interior del colectivo me di cuenta que estaba vacío, y que
nadie había bajado de este.
Estaba muy lejos de la ciudad a la que tenía planeado ir y no me quedaba casi nada de
combustible así que baje del colectivo y me decidí por recorrer este pueblo, ya que por
algo había terminado acá.
Me recorrí todas las calles y no vi a una sola persona, me metí en lugares públicos donde
por lo general se encuentra la mayor parte de una comunidad y estaba vacío. Era una
ciudad fantasma, decidí recorrer casa por casa y ver si habían huellas o alguna pista que
me sirviera de referencia, tras buscar más de 3 días seguidos sin parar me di cuenta que
solo me había faltado recorrer un lugar, una casa muy colorida en medio de un pueblo

fantasma. Entré, mire cada detalle, todo estaba conservado en perfecto estado, al entrar
en el dormitorio de arriba me agarro nostalgia, todo me hacía recordarla, cada detalle se
me hacía familiar, hasta que abrí un cajón y vi una fotografía suya, quedé inmóvil, la tome y
la observe.
Al darla vuelta me di cuenta que había una frase escrita que decía “no siempre el amor de
tu vida está ahí, el misterio está en el viaje de la vida, no se basa en el final del recorrido”,
no supe que hacer, quise relacionarlo con cada palabra y letra que registre en mi cuaderno
pero nada concordaba con mis pensamientos. Revisé el resto de los cajones y observe
que en uno de ellos había un sobre color papel madera que tenía mis iniciales en su tapa.
Lo abrí, con mucha intriga y miedo a la vez, comencé a leer y quede totalmente destruido,
seguí leyendo y decía…
“…quizás nunca encuentres esta carta, pero si por alguna razón sentiste algo en esa última
noche sé que vendrás, tengo una enfermedad terminal, empeoró la noche de la fiesta, por
esa razón me fui de la cuidad, no quise que nadie cargara con mis responsabilidades, vos
sos lo único lindo que me llevé ese día en mi corazón. Sé que va a ser un viaje duro, son
muchas horas hasta acá y quizás nunca llegues, pero esto es lo único que va a quedar de
mí, un simple papel donde quedó plasmado lo que sentí esa noche. “
Sentí que por dentro me estaba muriendo, años pensando en volver a verla y me
encuentro con esta carta. Solo sé que ahora podré llevar esta carta conmigo para sentirla
cerca, y que por más que no la haya encontrado, mientras siga en este viaje ella siempre
estará ahí.
Fin




No hay comentarios:

Publicar un comentario