"Viajeros en el tiempo". 6to Grado Escuela Nº77 Las Plumas



Una aventura de chicos

para rescatar la historia de nuestro pueblo.


Embarcarte con nosotros, en la aventura de conocer la
historia de nuestro pueblo, el pueblo de Las Plumas, te
llevará a viajar en el tiempo a través de los relatos y
testimonios de la gente que aún vive con nosotros y que
podés sentarte a escuchar porque seguro todavía tiene mucho que contar.

Anímate y no dejes que nuestra historia muera.

Sus tranquilas calles son el reflejo de los típicos
pueblos donde todos se conocen, donde todos son familia.

Para muchos de los que transitan la ruta 25 solo existe la
estación de servicio. Paso necesario para cargar combustible y
continuar los largos caminos de la Patagonia que unen un pueblo
con otro. Pero ahí está. Con sus costumbres, con su gente, con
su identidad conseguida a través de los años. Con su historia
casi perdida en la memoria de sus mayores. Esos pobladores
que un día nacieron aquí o que por algún motivo llegaron y se
quedaron para ser parte de un pueblo que tal vez poco les
ofrecía pero que gustoso los recibía para que lo habitaran.
Y aquí estamos nosotros, siendo parte de él. Siendo parte de
esa historia que merece ser rescatada y conservada no solo por
lo que significa sino porque sus poseedores fueron parte de ella
y nos la confiaron para que la resguardemos como un valioso
tesoro. Un tesoro que puede y debe ser compartido.

Sin dudas, Las Plumas es un lugar maravilloso, donde la

gente convive en armonía. Además tiene muchas cosas que llaman

la atención como las piedras talladas, el taller de gemas y las lomas

que parecen cambiar de colores dependiendo de donde las mires.

También encontramos flechas de los aborígenes que algunos las

usan para collares y otros para adornos. ¡Son muy bonitas! ¡Mi

pueblo es muy bonito!

Milena Ainara Leonett Eldahuk, tengo 11 años. Mi papá es de Las Plumas y mi mamá
docente del a escuela 77. Mi sueño es ser profesora de Literatura y trabajar en el pueblo.


Como sabemos y como en tantos lugares
de nuestro país, la zona estuvo habitada
por comunidades aborígenes que salían de caza y se concentraban
en lo que hoy es el pueblo de Las Plumas. Allí intercambiaban
plumas de ñandúes por otros elementos que necesitaban. Cerca del
pueblo, en terrenos pertenecientes a quien se conocía como
Sindimio. Allí dejaron piedras talladas que con seguridad transmiten
un mensaje, cuentan su forma de vida, sus
costumbres y hasta tal vez hablan de sus amores.


Como una manera de recordarlos y
demostrarles respeto
en la entrada del pueblo se construyó una especie de paredón que
muestra sus rostros y sus miradas llenas de expresión.
Tal vez de sufrimiento, tal vez de enojo, tal vez de reclamo o
simplemente rostros y miradas
que nos recuerdan su presencia en su descendencia.

egún cuentan un grupo de galeses fueron perseguidos por los indios
tehuelches y solo uno se salvó gracias a su caballo Malacara que
saltó un cañadón y de esta manera los tehuelches no pudieron seguirlo.
La persona que me ayudó con este relato cuenta que no era de este pueblo
pero que se vino a vivir aquí por la paz y tranquilidad distinta a otros
lugares y que eso es muy bueno para que criar sus hijos.

Brenda Anahí Acosta Guevara tiene 11 años, en el año 2013 llegó de Buenos Aires con su
familia. Su sueño es trabajar en la comuna.


Para muchos de nosotros el rio Chubut es uno de los
atractivos más interesantes que tiene nuestro pueblo porque en las lindas
tardes de verano podemos reunirnos con amigos y familia para compartir
un agradable momento. Aunque no todo lo que se cuenta sobre él sea tan
bueno ya que sus pobladores recuerdan con gran asombro y también un
poco de susto la vez que se produjo una importante crecida que terminó
por desbordarlo afectando a varios de sus vecinos.
Según el libro histórico de la escuela 77 esto sucedió en el 2004 cuando el
año había empezado muy bien hasta que a mediados del mismo, en los días
7,8 y 9 de julio llegó una gran crecida pico debido a las abundantes lluvias
tanto en el pueblo como en la cordillera. Y según los pobladores no
recuerdan que haya habido otra inundación como esta que
lamentablemente produjo grandes pérdidas en sus campos.
Otro momento de preocupación fue cuando el rio se congeló y según los
relatos de Jorge
Leonett, un
abuelo que vive
en el lugar
desde hace
cincuenta años,

cuando esto sucedió, él mismo ayudó al personal especializado que había
llegado al pueblo animándose a bajar varios metros para poner la dinamita
para romper los bloques de hielo y permita correr el agua.
Mientras Jorge nos cuenta, pareciera vivir cada momemto y se anima
aseguir compartiendo sus narraciones con nosotros quienes atentanmente
lo escuchamos. Relata que su papá llegó de España cuando tenía apenas
once años, que primero se instalaron en Buenos Aires y años más tarde en
la provincia de Chubut. Cuenta también que desde chico se dedicó a
trabajar en cuanta oportunidad se presentaba. Haciendo alambrados, siendo
albañil en uno de los primeros barrios del pueblo, haciendo pozos, armando
molinos para sacar agua en los campos. Este último fue uno de los trabajos
que más realizó en su vida y que también se lo enseñó a sus hijos.
Mientras Jorge narra sus experiencias su señora y madre de sus hijos nos
invita unos ricos mates con masitas mientras asiente con alguna que otra
sonrisa las interminables hazañas de su marido.

Además de los maestros que seguramente guardan 
bonitos recuerdos de sus alumnos hay personas que son importantes
en la vida escolar y que guardan sus vivencias desde ese lugar
donde se cocinan las más ricas comidas que son imposibles de
resistir.
Con sus ochenta y tantos Nacensiana Sifuentes nos recibe con tanta
calidez como la de su fogón encendido alrededor del cual nos
sentamos para escuchar su relato como cocinera de la escuela
durante treinta años.
Eran tiempos difíciles- comienza diciendo. Había que prender el
fuego a leña y cocinar para más de cien niños. Pero lo hacía con
mucho amor y dedicación...

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