"El libro mágico" 4to grado Escuela 1013 Trelew





El libro mágico

Bruna y sus padres se habían mudado a la antigua y extraña casa que
perteneció a su bisabuela. No era una casa cualquiera, tenía un sótano oscuro,
habitaciones vacías, armarios con objetos antiguos y un altillo misterioso.
En aquellos días de Halloween, Bruna salió a conocer el pueblo y descubrió
la Gran Feria llena de atracciones, que como cada año, se había instalado en el
parque. Al ingresar quedó sorprendida por tantos juegos que daban premios y luego
de probar varios, ganó un dragón y una orca de peluche en el puesto de emboque y
puntería. Cansada y feliz, al atardecer volvió a su casa, pensando en visitarla algún
otro día.
Ya en su habitación, decidió guardar sus nuevos juguetes para que su gato
Manchitas no los rompiera como solía hacer con sus cosas. Al abrir el armario, vio
aparecer una luz extraña que se encendía y apagaba. Movió las cosas que había y
encontró un libro con una varita, que supuso sería de su bisabuela. En vez de
guardar los peluches, sacó el libro y al tomar la varita y agitarla comenzaron a
moverse algunas cosas. Fue tal su asombro que la soltó y luego de un momento
decidió abrir el libro en el que descubrió diferentes hechizos e instrucciones para
usar la varita. Sintió tanta curiosidad que decidió probar uno que consistía en dar
vida a un objeto. Sobre la cama vio al dragón y la orca y los eligió para probarlo.
Tomó la varita y comenzó a decir las palabras del libro, entonces un rayo de luz muy
potente salió e invadió la habitación rebotando en el espejo. El rayo sacudió a
ambos juguetes y al desaparecer la luz cegadora, grande fue su sorpresa cuando
vio un animal con cabeza y torso de dragón pero con cola de orca. Tenía un tamaño
similar a su gato Manchitas y escamas rojas y manchas negras. ¡Había fusionado
los dos peluches, dando vida a un extraño ser que volaba y desordenaba toda la
habitación! Manchitas observaba estático desde el sillón ubicado en un rincón.
Rápidamente Bruna comprendió que se había metido en un buen lío,
comenzó a perseguir al extraño animal y saltando logró atraparlo de la cola. El ser
se veía asustado y no paraba de moverse en sus brazos. Bruna empezó a hablarle
en voz baja y cuando lo llamó dragorca, pareció tranquilizarse y así pudo dejarlo
sobre la cama para conversar con él. Mayor fue su asombro cuando descubrió que
el animal podía hablarle. El dragorca pronto se aburrió y retomando el vuelo empezó
a hacer travesuras: quemó la almohada, mordió las zapatillas, se colgó de la
lámpara y de las cortinas como si fueran hamacas y tiró libros de la repisa.

El alboroto que produjo enfureció al gato que empezó a correrlo intentando
atraparlo y provocando más desorden. Bruna pensó que el lío en el que se había
metido empeoraba muy rápido y sacó a Manchitas de su cuarto.
La puerta permaneció cerrada y ruidos raros pero también risas se oyeron
durante horas. El gato, que escuchaba desde afuera, se sintió celoso y pensó en
vengarse de ese ser con el que Bruna ocupaba su tiempo. Cuando todo quedó en
silencio volvió a entrar y vio que ambos dormían. Con una de sus patas tomó la
varita y la agitó pensando en hacer desaparecer al dragorca pero el rayo que salió
rebotó en el techo. Enseguida ocurrieron cosas extrañas: las luces se encendieron y
apagaron, las cortinas se movieron y otras cosas increíbles que hicieron que la casa
pareciera embrujada.
Bruna y su nuevo amigo despertaron sobresaltados y Manchitas salió
corriendo y huyó hacia el altillo. Pasado el primer momento de susto, la niña
observó que el libro estaba tirado en el piso y la varita había desaparecido. Tomó al
dragorca y corrió a buscar al gato. Al llegar al altillo lo encontró con los pelos tiesos
y ojos asustados, en una de sus patas sostenía la varita. Bruna intentó tomarla pero
Manchitas no se lo permitió porque aún seguía con la idea de hacer desaparecer al
otro animal. Apuntó hacia el dragorca pero el rayo dio contra la niña que comenzó a
girar en el aire soltando chispitas. Al volver al piso tenía un sombrero y una capa de
bruja. Fue tal el susto de Manchitas que finalmente soltó la varita y esta se movió
mágicamente a la mano de Bruna. Ella se dio cuenta que el rayo la había convertido
en una bruja y que a partir de ese momento tendría poderes. Comenzó a disfrutar
de la posibilidad de hacer magia y durante un rato se divirtió probando cosas
nuevas.
Manchitas finalmente aceptó la presencia del dragorca y junto con Bruna
disfrutaron de hacer travesuras y jugaron un buen rato usando la varita para hacer
hechizos. Pero de pronto, uno de los rayos cayó sobre Manchitas y desapareció.
Bruna comprendió que ser bruja podía ser divertido pero también peligroso. Buscó
en el libro alguna manera de revertir lo ocurrido para lograr que Manchitas
regresara. Justo cuando comenzaba a desesperarse, encontró la fórmula para
revertir todos los hechizos. Así recuperaría a Manchitas pero el dragorca
desaparecería. Luego de pensarlo un momento, entendió que lo correcto era
hacerlo igual, con el riesgo de perder a su nuevo compañero de juegos. Después de
varios intentos todo volvió a la normalidad y Manchitas apareció a su lado. Buscó al

dragorca con la esperanza de encontrarlo pero sobre su cama vio a los dos
peluches que había obtenido en la feria, inmóviles y sin vida. Acongojada decidió
guardar el libro y la varita que le causaron tantos problemas en el mismo lugar en
que los halló y desde esa noche durmió con esos peluches porque extrañaba mucho
al dragorca. Se había ilusionado con tener otro compañero de aventuras. Pasaron
los días y Bruna siempre recordaba a su amigo y las travesuras que hicieron juntos.
El año siguiente, en época de Halloween la feria volvió al pueblo y Bruna a
recorrerla pensando en todo lo sucedido el año anterior. De pronto vio el mismo
puesto donde había ganado los juguetes y observando los estantes, descubrió
asombrada un peluche igual a su dragorca. Recordó la varita y el libro guardados en
su armario y se acercó decidida a obtenerlo como premio.




AUTORES DEL TEXTO: EL LIBRO MÁGICO
ESCUELA NUEVA (1013), TRELEW, CHUBUT
ALUMNOS DE CUARTO GRADO
ASENSIO, JOSEFINA
BRONZI, BAUTISTA
CASTRO, BENJAMÍN
CHIALVA, MÍA FRANCESCA
D´AMICO, STEFANO
EBERLE PATTERSON, SANTIAGO
FANDIÑO GUZZO, JOSEFINA
FERNÁNDEZ URRUTIA, ANTONELA
GATICA RIBEIZ, EMILIA
HERNANDEZ, PILAR
HUDSON, HANNAH
JOFRÉ MAROTE, LUCIO
KREBS SEGATTI, EMMA
LENDZIAN, CLARA
LOZA BORDÓN, CAMILA
MAMET MAZO, BALTAZAR
PEREZ TROVATO, JOAQUÍN
SAN MARTÍN PEREDA, OLIVIA
SEEBOCK, OLIVIA
SUFFRITI, AMANDA
SUFFRITI, SARA
DOCENTES:
BADIOLI, GINA MALENA
ROSTAN, LILIAN
ROJAS, CECILIA


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